¿Sabías que uno de cada cuatro españoles no logra ahorrar a fin de mes, lo que está relacionado con un aumento significativo en la ansiedad y la depresión?
En la antigua Roma, Juvenal incorporó por primera vez la cita del título de esta columna en tono humorístico. Sin embargo, esa cita es incompleta, pues la versión completa es “Orandum est ut sit mens sana in corpore sano”. Su sentido ha mutado hasta nuestros días, pues interpretamos actualmente que el equilibrio entre mente y cuerpo es relevante para una salud integral.
En la misma línea de lo expuesto, es pertinente señalar que la interconexión entre la salud física, mental y emocional con el mundo de la economía y las finanzas es profunda y bidireccional. Las dificultades económicas pueden desencadenar problemas de salud mental, mientras que una salud mental deteriorada puede afectar negativamente la estabilidad financiera.
El estrés financiero es un estado de preocupación que surge de dificultades económicas como deudas impagas, ingresos insuficientes o la incapacidad para cubrir necesidades básicas. Según estudios de la UniversitatOberta de Catalunya (UOC), el 25% de los españoles experimenta este tipo de estrés al no poder ahorrar, lo que incrementa significativamente el riesgo de trastornos mentales como la ansiedad o la depresión (UOC, 2024).
Elisabet Ruiz-Dotras, experta en educación financiera de la UOC, describe este fenómeno como "una sensación persistente de preocupación que puede derivar en problemas psicológicos graves". Por su parte, el psicólogo Enric Soler, también de la UOC, destaca que "en un contexto en el que el dinero es imprescindible, la incertidumbre económica actúa como un detonante de trastornos de ansiedad".
Las mujeres, además, son especialmente vulnerables a los efectos del estrés financiero, lo que repercute no solo en su bienestar personal, sino también en el de sus familias, afectando incluso el rendimiento escolar de sus hijos (FINBINO, 2024). Este impacto intergeneracional subraya la necesidad de abordar el problema desde una perspectiva sistémica.
Las consecuencias no solamente se limitan al bienestar individual, sino que también tienen implicaciones directas en la economía personal y laboral, el deterioro en salud mental afecta la productividad laboral, aumenta el ausentismo y limita la capacidad para gestionar adecuadamente las finanzas personales, además. La ansiedad y la depresión pueden llevar a decisiones financieras impulsivas o a la incapacidad de planificar a largo plazo, perpetuando un ciclo de inestabilidad.
La educación financiera es esencial para mitigar el estrés económico. Comprender conceptos básicos de finanzas personales, establecer presupuestos y fomentar el ahorro pueden proporcionar una sensación de control y reducir la ansiedad relacionada con el dinero. (DEBIFY, 2023).
Afortunadamente, existen herramientas y hábitos que pueden ayudar a mitigar el impacto del estrés financiero y fomentar un equilibrio saludable entre mente, cuerpo y economía:
Educación financiera: Aprender conceptos básicos como el establecimiento de presupuestos y la importancia del ahorro proporciona una sensación de control que reduce la ansiedad. Recursos como talleres financieros o aplicaciones de gestión pueden ser aliados clave.
Técnicas de manejo del estrés: Incorporar prácticas como el mindfulness, la meditación o la actividad física regular no solo mejora la salud mental, sino que también aumenta nuestra capacidad de tomar decisiones financieras más racionales.
Apoyo profesional: Buscar ayuda de psicólogos o asesores financieros puede marcar una diferencia significativa. Combinar estrategias de salud mental con una planificación económica sólida es un paso hacia una vida más equilibrada.
Fomentar redes de apoyo: Hablar de las preocupaciones financieras con familiares o amigos puede aliviar parte de la carga emocional. Además, las comunidades locales y digitales suelen ofrecer recursos útiles para quienes enfrentan dificultades económicas.
Como se ha mencionado, la relación entre la salud y la economía es innegable. Abordar los desafíos financieros con estrategias preventivas y educativas, junto con el cuidado de la salud mental y física, es fundamental para lograr un equilibrio que favorezca el bienestar integral de las personas y sus familias.
No podemos controlar todos los aspectos de nuestra economía, pero sí podemos aprender a gestionarla de manera más inteligente. Empieza hoy: establece un presupuesto, practica actividad física y cuida de tu mente tanto como de tu bolsillo. -------------------------
Columna escrita en colaboración con Leandro Barreiro Medina, experto en biotecnología y ciencias ómicas, con más de 15 años liderando proyectos de investigación y desarrollo en Europa y América Latina. Su trayectoria combina experiencia científica de vanguardia con habilidades empresariales, dirigiendo iniciativas en salud digital y medicina personalizada de precisión para conectar avances tecnológicos con las necesidades reales del sector sanitario.
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