El Presidente de Méjico Andrés Manuel López Obrador ha dirigido sendos escritos al Rey de España Felipe VI y y al papa Francisco en los que les conmina a que pidan perdón por la conquista española de su país.
Este sacar a colación hechos sucedidos hace quinientos años, es un anacronismo de tal envergadura que los historiadores no admitimos, por ello no quiero caer en el recurso fácil de que los españoles también podríamos pedir cuentas a los romanos y a los musulmanes por el tiempo que nos dominaron. Sería un disparate tal que cualquiera se reiría.
Esta hombre es un politólogo a quien suponemos unos rudimentarios conocimientos de historia tanto española cuanto de su país. Tengo entendido que su esposa es historiadora.
Caso de que no los tenga o que su cónyuge se los proporcione torticeramente nosotros nos ofrecemos gratuitamente a proporcionarle alguna luz sobre lo que supuso para las distintas y diversas tribus que poblaban lo que hoy conocemos como Hispano América, centrándonos especialmente en el territorio que abarca la nación mejicana.
Antes de la llegada de los españoles esta región estaba poblado por unas tribus con pocas relaciones entre ellas salvo las bélicas, que genéricamente se denominaban chichimecas, éstos al parecer eran caníbales, pero constituían un aglomerado de distintas agrupaciones entre las que se encontraban diferentes naciones como los mayas, toltecas olmecas, zapotecas, zacatecos, mexicas y otras muchas más que consideramos que sería una pérdida de tiempo enumerar. Naciones sometidas y subyugadas al gran imperio azteca que fue al que se enfrentó Hernán Cortés y los cuatrocientos soldados que le quedaban.
¿Alguien en su sano juicio puede admitir que ese exiguo número de combatientes podría conquistar sin ayuda un imperio de quince millones de habitantes?
Todas las tribus dominadas por los aztecas, como cualquier pueblo sometido a una esclavitud, deseaban sacudirse el yugo que las tiranizaba.
Ese fue el punto fuerte de Cortés que aprovechó el odio que profesaban a sus caciques para, con rara habilidad diplomática, promover alianzas con ellos y atacar ese vasto imperio. Los totonacas lo apoyaron sin restricciones y, tras vencer a los tlaxcaltecas, los españoles lograron incorporar a sus tropas a miles de guerreros de esta etnia. No seguiremos haciendo historia, suficientes libros hay que le podrán esclarecer su mente.
Centrémonos en lo que fue la conquista española y la aculturación que se les proporcionó. Desde el primer momento del descubrimiento, cosa que no han hecho otras potencias conquistadoras, la reina Isabel determinó que todos los habitantes de las nuevas tierras conocidas tenían los mismos derechos y obligaciones que cualquier ciudadano de Castilla, pues consideraba tanto a unos como a otros como sus súbditos, nunca como esclavos, aunque estuviesen recién llegados a la Corona hispana. También Isabel fue la primera persona que se preocupó por los derechos de los indios y decretó que continuarían con las tierras que les pertenecían antes de la llegada de los hispanos y que en el año 1500, poco después del Descubrimiento, emitió un decreto prohibiendo la esclavitud, amen de ser la primera que ordenó que las veinticuatro horas del día se dividiesen en tres partes de ocho horas: un tercio para el trabajo, otro para el sueño y otro para disfrutar con la familia.
La conquista hispana se consolidó no por la fuerza de la espada, sino fundamentalmente gracias al clero y a los educadores, siendo así que ya hubo universidades en las nuevas tierras, mucho antes que en ciudades castellanas. Entre ellas se cuentan: La Universidad Nacional Mayor de San Marcos en Lima, en cuya cédula fundacional, del doce de de Mayo de mil quinientos cincuenta y uno, dice, entre otras cosas, Carlos I “porque los hijos de los Vecinos de ella, serían doctrinados, y enseñados, y cobrarían abilidad, é nos suplicó fuessemos servidos de tener por bien, que en el dicho Monasterio oviesse el dicho Estudio General con los privilegios, franquezas, y livertades, que ha, y tiene el Estudio y Universidad de la Ciudad de Salamanca, ó como la nuestra merced fuesse..., equiparándola a una de las más famosas Universidades de Europa: la de Salamanca, que había nacido en 1218.
También la de Santo Tomás de Aquino, de Santo Domingo, constituida mediante Bula papal en 1538. La de Granada en España, inició su andadura el 14-7-1531.
Le recuerdo al populista agitador de masas que su abuelo materno emigró el siglo pasado desde la localidad santanderina de Ampuero a Méjico y le recomiendo que ponga atención a sus apellidos y verá que son genuínamente españoles, así que si alguien cometió barbaridades y crímenes fueron sus antepasados.
Otra cosa, puestos a pedir perdón, ¿ante quienes se hará? Las distintas tribus se fusionaron en un maravilloso mestizaje que generó a los criollos, siendo Hernán Cortes el primero en originarlo, pues tomó como buena compañera, en todos los sentidos, además de traductora, a la india nahuatl Malinche castellanizando su nombre en Marina. Este sandio estulto tendría que dar gracias a la civilización hispana, pues gracias a ella posee una lengua con la que se puede comunicar con seiscientos millones de hispanohablantes. ¿Podría hacerlo si hablase náhuatl, zapoteco o zaya que eran las lenguas anteriores a la civilización española?
Precisamente en Mejico, lo mismo que en Perú y la Patagonia hay unas expresiones como “hablar Castilla” o “entender Castilla”, para referirse a que se conoce en toda su extensión el idioma español.
Mejor haría en preocuparse de los 98 asesinatos y la violencia sin freno que asola su país, antes de echar carnaza, como buen demagogo, al pueblo, por no saber resolver los problemas que acogotan a ese extraordinario pueblo.
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