El sábado 11 de abril Juan Guaidó lideró una concentración en una plaza de Las Mercedes, una zona de clase media alta de Caracas. Allí propuso una cooperación militar como hace 2 siglos la brindaron 5,000 soldados británicos para apoyar a la independencia. Tambien, instruye a Carlos Vecchio, su portavoz en EEUU, para que se reúna pronto con el Comando Sur de las fuerzas armadas norteamericanas y con la Casa Blanca para coordinar dicha cooperación militar.
En una entrevista a un canal venezolano en Miami a Octavio Pérez, este teniente coronel retirado de la fuerza aérea de EEUU dice que el Pentágono viene preparando abiertamente una operación militar como la hecha antes en Kosovo o en Siria que en una madrugada va a lanzar tantos misiles que van a destruir y desarticular el comando militar, comunicacional y de inteligencia de Venezuela, como una primera fase. Otros planes publicados en diversos medios hablan de mandar comandos para capturar a Nicolás Maduro, a quien antes John Bolton ha amenazado de apresarlo y retenerlo en Guantánamo.
Al ver dicha demostración en Las Mercedes uno puede constatar que en la tarima hay decenas de personas, pero ninguna tiene rasgos africanos o indígenas, que se destaca una gran bandera estadounidense en una foto tomada y difundida por La Patilla, el principal medio pro-Guaidó y que la cantidad de espectadores es de apenas pocos millares.
Esto es muy significativo pues dicha protesta debería haber ser masiva debido a que su eje central era denunciar la captura del primer vicepresidente de la Asamblea Nacional Edgar Zambrano (acusado de haber participado en un golpe militar el 30 de abril), y que para el primero de mayo Guaidó había prometido que iba a realizar la mayor marcha del mundo e, igualmente, de la historia nacional. No obstante, en esa fecha el "Presidente Encargado" apenas pudo a convocar a millares en Caracas (mucho menos que las decenas o cientos de miles de chavistas que entonces marcharon hacia el Palacio de Miraflores). Esta vez incluso hay menos gente opositora que durante el primero de mayo.
En su discurso Guaidó dijo que su estrategia consta de 3 patas: apoyo internacional, ganar a los militares y tener a mucha gente constantemente en las calles.
A pesar que el dice que cada dia avanza en ello, lo cierto es que su capacidad para convocar a civiles y militares viene disminuyendo (tal y cual se constató con el fracaso de la asonada militar del 30 de abril que ha conllevado al contraataque del oficialismo) y que el propio Donald Trump ha expresado sus dudas acerca de la estrategia que ha venido siguiendo su equipo de halcones.
Las fuerzas armadas del Brasil no quieren ir a ocupar Venezuela pues sostienen que Guaidó no tiene mucho apoyo social y militar y que ello puede desencadenar un caos regional. Venezuela ha reabierto sus fronteras con Brasil y con las Antillas holandesas.
Un eventual ataque militar estadounidense requiere de un debate y un voto en el congreso, donde Trump ya ha perdido la mayoría. Y todo esto mientras las prioridades de la Casa Blanca son conseguir dinero que falta para construir la mega-muralla contra los mexicanos y centrar sus operativos militares en el Medio Oriente para contrapesar el avance persa en dicha zona.
Por el momento, Washington va a hacer muchas amenazas de guerra y ha de aumentar sus sanciones. Empero, a estas alturas, las posibilidades de que sus fuerzas armadas puedan ocupar Venezuela o desplazar a Maduro del poder son muchos menores que a inicios del 2019.
Un nuevo intento de usar la fuerza militar para derrocar al chavismo puede terminar ayudando a Maduro, tal como ha ido ocurriendo desde el 30 de abril. Se evidencia que el "Presidente Encargado" ha perdido mucha credibilidad y capacidad para apasionar multitudes. Sin autocriticarse de sus errores y andar constantemente sobredimensionado sus fuerzas y subestimando al oficialismo, su movimiento puede que vaya perdiendo impulso.
Tras sus anteriores fracasos de llamar a la entrada violenta de camiones desde Colombia, de poder ganar a los cuarteles, de consumar un alzamiento militar y popular y de concretar paros escalonados hacia una huelga general (de la que no ha hablado para nada el 11 de mayo), la esperanza que le queda para evitar acabar preso es incentivar una intervención militar externa.
Y mientras dicho diputado se concentra en llamar y llamar a que los EEUU, Colombia o Brasil ocupen a Venezuela, pueda que tenga eco en ciertos sectores de clase media y alta y en desesperados de la derecha, pero no puede ser bien vista por la mayor parte de la gente.
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