Empleo la palabra altruísmo, porque hoy está mal visto decir caridad, porque hay quienes, en su supina ignorancia, consideran que este vocablo está ligado al cristianismo, cuando la caridad consiste, en cualquier parte del mundo, en ayudar el más necesitado y menesteroso.
Las erinias, más vesánicas de la rancia, rencorosa e inoperante izquierda que padecemos, se han desatado en contra del acto de inconmensurable magnanimidad que ha tenido con los centros hospitalarios éste hoy magnate de la industria internacional.
Sí, sí he usado la palabra erinias porque éstas, en la mitología griega eran las tres divinidades infernales que atormentaban con remordimientos a los autores de malas acciones, especialmente de crímenes. Tan terrible era el nombre de las mismas que los griegos, por no pronunciarlo lo sustituyeron por el de euménides que equivale a favorable, es decir todo lo contrario de su significado primitivo
¿Qué crimen ha perpetrado Amancio Ortega para merecer tan magna reprobación? Nada más y nada menos que cometer la tremenda osadía de regalar, a través de su Fundación, varios cientos de millones de euros a lo largo de diferentes años.
Los más recientes son los que se han empleado en adquirir 440 equipos para el diagnóstico y el tratamiento del cáncer enviados a hospitales públicos de todo el territorio español.
Eso ha motivado una infame campaña de acusaciones y desprestigio por parte de Podemos y muchos de sus adláteres que lo acusan de todo lo inimaginable.
La principal denuncia que se le hace es que no paga los impuestos que debiera. No quiero entrar en debates, pero si alguien tiene pruebas de que otro ciudadano, sea Amancio Ortega o Periqillo el de los Palotes defrauda a Hacienda, y por ende a todos los españoles, ya está tardando en presentar una denuncia ante el organismo que corresponda para que sea perseguido, examinadas con lupa sus cuentas y sancionado con toda la dureza de la ley si la delación es cierta. No quiero ser mal pensado, pero ¿acaso detrás de esta denuncia no se esconderá el inconfesable deseo de que esta formación política no ha intervenido en ello y se le ha privado de la oportunidad de que alguna cantidad se perdiera en el camino y no pudiesen sus componentes manipularla?
Cuentan, ¿verdad, fábula? u ocurrió ciertamente, que en los primeros tiempos de la expansión del comunismo en España, unos sujetos que pretendían acabar con la propiedad privada, comenzaron a repartir imaginariamente los bienes de sus conciudadanos. El cortijo de fulano, para Antonio, el de zutano para Rafael y así sucesivamente con los bienes mayores, pero llegó el momento que tocaron los menores y uno de los que hacía el reparto dijo: las cabras de José...El que comenzó la distribución lo atajó diciéndole: Las cabras no se tocan ¿por qué le preguntaron? Porque yo tengo cabras. Fue la lacónica respuesta.
Con razón se dice que que la máxima de la Izquierda es: “Lo mío para mí y lo tuyo también es mío”. A Margaret Thatcher se le atribuye este dicho: “Los socialistas dejan de serlo cuando se les acaba el dinero de los demás”.
¿Será que esta Izquierda indigna e inoperante no puede soportar que haya personas que hagan el bien sin pedir nada a cambio?
Llamar a la Izquierda que sufrimos indigna no es un insulto es colocarla ante un espejo.
Amancio Ortega es una persona que ha creado un emporio de la nada. De todos es conocido que comenzó vendiendo de puerta en puerta batas de boatiné. Posiblemente por eso lo denigran quienes no sirven para otra cosa que para embaucar al pueblo con promesas irrealizables y agitando las masas en un feroz populismo del que sólo se benefician los instigadores.
¿Por qué estos mal nacidos de Podemos no hacen una encuesta entre todas las personas que padecen cáncer en España y les preguntan qué opinan de esta donación?
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