Los peores desastres de la historia, aquellos que han causado una enorme cantidad de pérdidas humanas, suelen dejar huella en la sociedad. Y por lo general, ayudan a que los gobiernos e instituciones tomen medidas para evitarlos en el futuro. Buen ejemplo de ello es lo ocurrido el 11 de septiembre de 2001 en los Estados Unidos, que motivó la creación o revisión de planes, códigos, protocolos y políticas antiterroristas a lo largo y ancho del mundo. Y es que, hay cosas que son imposibles de olvidar. Y ese 11S marcó un antes y un después en las vidas de todos y cuantos estaban allí. Pero no hace falta cruzar el charco en busca de desastres que han marcado hitos en España. Pues el 11 de marzo de 2004 fue a los españoles a los que les tocó vivir el horror que había sufrido Estados Unidos unos años antes, en ambos casos sembrado por Al Qaeda. Pero no siempre el terrorismo es el causante de las muertes, a veces, el desconocimiento se esconde tras un gran número de ellas. Y es que, durante las décadas de los 60 y 70 muchos fueron los que trabajaban con un novedoso material que por sus magníficas propiedades fue ampliamente utilizado en ámbitos como la construcción o el naval, y del que más tarde se supo que constituía un grave peligro para la salud de todos aquellos que lo manipulaban. Tal es así, que desde 2002 ha dejado de usarse, aunque sigue estando presente en un gran número de construcciones, tuberías, buques y un largo etcétera. Pero no importa los años que hayan transcurrido porque el peligro sigue existiendo, así que, la retirada de amianto en Granada, o en cualquier otra ciudad o lugar debe ser realizada por profesionales que sigan el protocolo a rajatabla, evitando de este modo poner en riesgo su salud y la de los demás.
Y es que, el amianto o asbesto es el nombre que reciben un grupo de minerales metamórficos fibrosos compuestos por silicatos de magnesio, cobre o hierro. Lo que convirtió a este material en el material estrella en los campos de la construcción, la fabricación de tuberías, tubos y depósitos, por mencionar algunos, fue la presencia de fibras perdurables que dotaban a este material de la suficiente flexibilidad para poder ser trabajado con comodidad a la par que era suficientemente resistente para soportar elevadas temperaturas.
Sin embargo, y para desgracia de aquellos que durante años estuvieron manipulándolo sin creer que constituía ningún riesgo para su salud, la Organización Mundial de la Salud lo catalogó en 1977 como producto cancerígeno dentro de la categoría del grupo 1, correspondiente a los procesos industriales y productos químicos sobre los que se ha demostrado su naturaleza cancerígena. Pero la cosa no quedó ahí, sino que en 1979 el Parlamento Europeo también lo consideró una sustancia cancerígena, y dictaminó que debía prohibirse en todos los países de la entonces Comunidad Económica Europea.
Su potencial peligro para la salud ha motivado que el Parlamento Europeo haya fijado en 2028 la fecha límite para eliminar completamente los remanentes de amianto presente en cualquier tipo de infraestructura, caminando de este modo hacia la completa retirada de amianto en Granada y en el resto de la Unión.
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