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¿Se acuerdan de las abuelas de antes? Vestían bata y alpargatas para alcanzar al nieto, al que le exhortaban “ven aquí, que te voy a dar con la escoba, ya verás si aprendes”, eso era cuando decían una mala palabra, y hasta a veces le decían aquello de “te voy a lavar la boca con lejía”.
La realidad de la vida es muy parecida al funcionamiento de las grandes superficies comerciales: “tres por dos”. Cada tres años de calendario tu vida pierde uno. Es una realidad “propia del buen Sancho Panza”. Soy servidor de “caballero andante” y mi tiempo es parte de mi pernada.
Hoy quiero invitarlos a reflexionar una vez más sobre nuestro tiempo, también conocido como “postmodernidad”, un período caracterizado por la fragmentación de las narrativas, la desconfianza en los metarrelatos y la proliferación de los simulacros, logrando así reconfigurar radicalmente nuestra relación con la estética.
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