Hace cuatro años Todd Phillips ofreció al mundo ‘Resacón en las Vegas’, una divertidísima comedia salvaje que, para un servidor, es una de las mejores en su género de lo que llevamos de siglo. Dado el enorme éxito cosechado, dos años después llegó su inevitable secuela: ‘Resacón 2: ¡ahora en Tailandia!’, película que repetía la misma fórmula que la primera entrega, trasladando la acción de Las Vegas a Bangkok y subiendo el tono de las bromas y las burradas que le suceden a esta peculiar banda de amigos. No estaba nada mal, pero suponía un evidente bajón respecto a la primera.
Ahora, un par de años después de aquella, llega a nuestros cines esta ‘R3sacón’, tercera parte que cierra la trilogía, que en teoría debía ser épica, que en teoría debía ser el total desmadre. Pero algo ha fallado porque la cosa, sencillamente, ha dejado de funcionar. Eso sí, al menos hay que agradecer el pequeño giro que le han dado a los acontecimientos, ya no es una copia de la primera o de la segunda parte. Ahora es otra historia.
Esta vez no hay boda, no hay despedida de soltero, ni juerga ni nada. El punto de partida de esta tercera parte es un funeral, no diré de quién, que llevará a los chicos a trasladar al bueno y barbudo Alan a una clínica donde tratar sus evidentes problemas psicológicos. Pero, claro está, no llegarán nunca a dicha clínica. En el camino se toparan con un mafioso interpretado por John Goodman que obligará al grupo de amigos (o ‘la manada’) a buscar a un viejo conocido con el que este mafioso tiene cuentas pendientes que saldar: sí, el chino, el señor Chow. Es entonces cuando comienza la aventura que les llevará primero a Tijuana y después, como no, al desenlace en la capital mundial del juego, allí donde todo comenzó, Las Vegas.
‘R3sacón’ es una película entretenida, el argumento tipo road-movie hace que los personajes prácticamente siempre estén en movimiento, lo cual mantiene un ritmo que te mantiene eso, entretenido. De nuevo Alan, el personaje interpretado por Zach Galifianakis, es lo más destacado de la función. Él y su peculiar e impredecible personaje son los que sostienen por los pelos la película, adueñándose prácticamente de todos los momentos graciosos del film (que, a decir verdad, no son tantos como uno podía esperar). Poco o nada queda ya de aquellas escenas bestias que hicieron célebres a sus predecesoras, sobre todo a la primera entrega, aquí las bromas van por otro camino. Uno más suave, menos alocado… definitivamente menos gracioso. No hay resaca, no hay deconstrucción de los hechos ni barbaridades de las que arrepentirse.
La sensación que tengo es que se trata de una película fallida, han querido darle otro aire para que no fuera otro clon de las entregas anteriores, y eso es loable, pero el caso es que no funciona. Ya no hay originalidad, ni frescura, ni complicidad con los personajes. Ya no me rió a carcajadas, ya no me sorprendo. Supongo que han agotado por completo la historia, la han estrujado a base de bien y esto es lo que hay. Una película entretenida, con algunos momentos graciosos, pero muy flojita en general.
Alfonso Gutiérrez Caro
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