El próximo 9 de mayo llega a los cines, distribuido por Filmin, "Nuestra querida profesora" ("Favoriten" según su título original), uno de los documentales europeos más destacados de la temporada.

Dirigido por la austriaca Ruth Beckermann ("El Caso Kurt Waldheim") la película nos invita a reflexionar sobre el estado de la educación primaria pública en una Europa con índices de inmigración crecientes, y en la que muchos niños y niñas no dominan el idioma en el que se imparten las clases en su escuela. Beckermann acompañó durante tres años a los alumnos de una clase de primaria dirigida por la profesora de origen turco Ilkay Idiskut, quien representa todo lo bueno que podemos substraer del concepto "educación". Lo malo, el estado de absoluta dejadez del sistema, que complica muchísimo que la formación de estos niños pueda llegar a buen puerto. Como afirma Beckermann: "Ilkay interviene donde el sistema escolar falla".
La película se rodó en la escuela primaria más grande de Viena (aunque el equipo no conocía este dato cuando la eligió), ubicada en el distrito de Favoriten, donde la proporción de residentes de origen extranjero supera el 50%. "Cuando los niños hablan sobre las profesiones de sus padres, vemos que estos son los que mantienen el sistema en la ciudad: desde obreros de la construcción y pizzeros hasta limpiadores de hospitales y enfermeras, estas son las personas que hacen el trabajo aquí.
Muchos ni siquiera tienen la ciudadanía austriaca y no pueden votar", explica Beckermann. Tras los austriacos, los serbios y los turcos son los habitantes más numerosos de Favoriten. "Es un distrito muy interesante, con tanta gente de diferentes países con su propia cocina e idiomas. Se puede vivir muy bien allí sin saber alemán, pero no se asciende a otra clase social. Tales oportunidades perdidas son, en esencia, un crimen", opina la directora.
Y es que la película nos confronta con una terrible realidad: la escasez de recursos del sistema educativo en un país próspero como Austria es tan grande que nos encontramos situaciones realmente difíciles de creer, como el hecho de que Ilkay Idiskut no tenga sustituto el día que debe dejar su clase al coger la baja por maternidad. "A menudo nos sorprendía que estuviera sola en la clase sin ayuda. Que en una escuela de jornada completa apenas haya apoyo para el idioma alemán. Que la escuela primaria más grande de Viena no tenga una oferta permanente de trabajadores sociales o psicólogos escolares", señala Beckermann. Sin duda, el idioma es el mayor obstáculo para que estos niños puedan prosperar en la escuela: "Están en una clase donde nadie habla realmente bien alemán. Incluso si tienen que comunicarse entre sí en alemán, sigue siendo un alemán muy simple o incorrecto, o terminan hablando turco o serbocroata entre ellos. Después de la escuela, están con sus familias. El alemán solo es su idioma en la escuela". La directora añade: "Algunos niños son buenos en matemáticas, pero no entienden las explicaciones. ¿Cómo se supone que van a encontrar las respuestas correctas?".
El acceso a la escuela secundaria en Austria está determinado principalmente por el rendimiento académico al finalizar la escuela primaria (Volksschule), que abarca de los 6 a los 10 años. Tras estos cuatro años, el sistema se bifurca y los estudiantes, junto con sus familias, deben elegir entre dos tipos principales de escuelas secundarias: la Mittelschule, que ofrece una formación general fundamental y no requiere notas especialmente altas para el acceso, y la AHS, que les prepara para los estudios superiores e universitarios, y que requiere altas calificaciones en cuarto grado de primaria. "De esta clase, solo cinco niños lograron pasar a la AHS; si tendrán éxito, está por verse. No es que los padres no lo quieran. Todo es cuestión de idioma. El hecho de que no se tomen medidas aquí nos pasará factura como sociedad porque la escuela primaria sienta las bases para el futuro", concluye la directora.
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