La muerte súbita se ha convertido en un verdadero problema de salud pública en España. A pesar de ser considerada una enfermedad rara, que supone unos 9.000 fallecimientos al año en personas con edades comprendidas entre los 25 y 74 años (con una incidencia de un caso por cada 25.000 personas que practica deporte), en muchos casos puede prevenirse con una identificación precoz de factores de riesgo asociados. De causa eminentemente cardiovascular, y con una importante carga genética, exploraciones básicas, estudios de imagen cardiaca y tests genéticos llevados a cabo por profesionales, permiten avanzar en la toma de medidas encaminadas a evitar este evento mortal.
Pero la trascendencia de la toma de medidas preventivas y diagnósticas no solo afecta a una persona. Se estima que entre un 25-50% de los familiares directos del sujeto que sufre un episodio de muerte súbita están en riesgo elevado de experimentar un suceso similar. Tener este riesgo aumentado resulta habitualmente asintomático, siendo en muchos casos la muerte súbita la primera manifestación de una enfermedad cardiovascular de base.
Por eso, los expertos insisten en que “con cada muerte súbita que se produce en un deportista menor de 35 años es posible salvar a 4 familiares de primer grado”, afirma la doctora Araceli Boraita, del Centro de Medicina del Deporte del Consejo Superior de Deportes. Un estudio pormenorizado del caso, que incluya reconocimientos médicos básicos a los familiares directos, así como la realización de pruebas genéticas y el empleo de innovadoras técnicas de imagen en casos de riesgo, pueden ayudar a prevenir la aparición de este evento mortal en los familiares del fallecido.
Este es el mensaje positivo que se ha extraído de una Jornada de Riesgo Cardiovascular, coordinada por el doctor Venancio Palazuelos Bertó, cardiólogo del Hospital Nuestra Señora de América, quien ha reunido recientemente en la localidad alicantina de Dénia a médicos del deporte, cardiólogos, médicos generales y deportistas profesionales y amateurs.
La reunión, organizada por Eresa Grupo Médico y la Fundación Sistemas Genómicos, y que ha contado con la colaboración del Ayuntamiento de Denia y de la Marina de Denia, ha puesto de relieve la trascendencia de este evento mortal, así como las posibilidades de prevenirlo, y detectarlo eficazmente tanto en el deportista (profesional o amateur) como en sus familiares. Además, en este encuentro se subrayó que ERESA Grupo Médico se ha convertido en un referente nacional, con una acreditada experiencia y un innovador equipo humano y técnico, para llevar a cabo estudios de Imagen Cardiaca en personas con riesgo de sufrir alguna anomalía cardiaca susceptible de provocar una muerte súbita.
Como subrayó la facultativa Esther Zorio, de la Unidad de Muerte Súbita del Hospital La Fe de Valencia, “ésta es la enfermedad en la que resulta más evidente que estudiar un fallecimiento puede salvar muchas vidas”, por eso “debemos exigir que se documenten todos los casos de muerte súbita que se producen”. De hecho, según denuncia esta experta, “en muchas ocasiones nos encontramos con que no se hacen autopsias forenses en jóvenes que han fallecido por una muerte súbita, algo que resulta inaceptable”. Como llama la atención la doctora Araceli Boraita, “una de cada 4 muertes súbitas en deportistas jóvenes son de causa inexplicada, siendo urgente y necesario subsanar este déficit, para hacer un diagnóstico familiar precoz”.
No llevar a cabo esta práctica impide, entre otras consecuencias, “conocer la causa concreta de la defunción y, por lo tanto, hacer una diagnóstico precoz y una prevención de un evento similar en sus familiares”, destaca la doctora Zorio, quien subraya que “cuando se aborda cardiopatía familiar no solo se trata a un único paciente, sino que las medidas preventivas y terapéuticas se deben extender también a sus familiares más directos”.
Entre las estrategias que se pueden seguir para evitar la aparición de una muerte súbita, Zorio indica tres: hacer un screening poblacional para conocer el riesgo que puede tener cualquier persona a sufrir un evento de este tipo, aunque se trata de una medida “irrealizable a día de hoy y, seguramente, poco útil”; más realista y aconsejable es la realización de screening predeportivo, es decir, que todas las personas que se vayan a someter a un esfuerzo físico deportivo se hagan un chequeo básico antes de llevarlo a cabo; finalmente, la tercera posibilidad, compatible y complementaria a la anterior, es “identificar y hacer un screening a familiares de pacientes que han sufrido una muerte súbita”.
Un positivo cambio normativo
Hacer un screening preparticipación deportiva, implementar un registro nacional de muerte súbita y extender la formación y uso de las técnicas de resucitación cardiopulmonar y de desfibriladores en centros deportivos han sido algunas de las demandas más frecuentes de los médicos del deporte españoles. Ahora se ha dado un paso decidido en la consecución de estas exigencias.
De ahí el optimismo mostrado por los participantes en este evento con la Ley Orgánica de Protección de la Salud del Deportista y Lucha contra el Dopaje en la Actividad Deportiva, que entrará en vigor el próximo 11 de julio, a los 20 días de su publicación en el Boletín Oficial del Estado (BOE).
Para la cardióloga Araceli Boraita, “este es un primer paso para lograr el objetivo de reducir en un 89% la muerte súbita en nuestro país, como se ha conseguido en países como Italia, que nos llevan décadas de ventaja en la aplicación de medidas preventivas y de control tanto en deportistas federados como amateurs”.
En España, la nueva normativa afectará al más de 10 millones de personas federadas, que practican algún deporte y que, a partir de ahora, deberán someterse a controles periódicos de salud que, según el deporte practicado y el grado de riesgo, tendrán una periodicidad distinta. Como explica Boraita, “se trata de un reconocimiento de salud básico, que incluye una exploración física, una anamnesis y un electrocardiograma”. A partir de ahí, se decidirá si el sujeto es apto o no para la práctica deportiva; dejándose pruebas más complejas y específicas para aquellos casos en los que se sospeche un problema de salud susceptible de causas una muerte súbita.
Y es que, como se ha puesto de relieve en el transcurso de esta jornada, “contamos en estos momentos con conocimientos adecuados, técnicas de imagen lo suficientemente específicas, no invasivas y sensibles, y tests genéticos capaces de predecir el riesgo de una persona a sufrir una muerte súbita”, según la doctora Alicia Maceira, de la Unidad de Imagen Cardiaca de Eresa Grupo Médico (Valencia).
Actualmente, según datos aportados por la doctora Boraita, “se estima que la actividad deportiva competitiva aumenta 2,5 veces el riesgo de muerte súbita, siendo hasta 10 veces mayor este riesgo en hombres que en mujeres”. Partiendo de esta realidad, la nueva ley antidopaje se fundamenta en la protección de la salud del deportista, un endurecimiento y mejor sistematización de la lucha contra el dopaje, y un reforzamiento de la independencia del organismo competente con la creación de la Agencia Española de Protección de la Salud en el Deporte, que suplirá a la actual Agencia Estatal Antidopaje.
Un problema de corazón, que requiere cabeza
Hasta un 90% de las muertes súbitas tienen un origen cardiovascular, siendo predominantemente las cardiopatías familiares las que están detrás de muchos de estos casos. Estas enfermedades de origen genético pueden ser, fundamentalmente, de dos tipos: miocardiopatías y canalopatías. Como advierte la facultativa Araceli Boraita, “las cardiopatías familiares no avisan y no limitan el rendimiento deportivo, lo que las hace más peligrosas y difíciles de diagnosticar”.
La carrera a pie o deportes como el ciclismo, el baloncesto y, sobre todo el fútbol, registran la mayoría de casos de muerte súbita en España. Sin embargo no son deportes, salvo el ciclismo, que precisen la mayor exigencia al corazón como el remo, triatlón o boxeo. Entre deportistas de elite la incidencia de muerte súbita se aproxima a los 0,4-2 casos por 100.000 deportistas/año (unos 40-200 casos), cifra que oscila entre el 0,16-4,46/1.000.000 habitantes/año en deportistas recreacionales (entre 200-400 casos de muertes súbita).
Para Araceli Boraita, “la prevención de la muerte súbita en el deportista es cuestión de sentido común; el deporte es salud, pero no puede convertirse en una obsesión, ya que todos los excesos son malos para el corazón”.
En este sentido, recuerda que “un ejercicio intenso provoca zonas de mala perfusión miocárdica (isquemia, necrosis, fibrosis) y sobrecarga del ventrículo derecho e izquierdo (dilatación y atrofia fibroadiposa, disfunción sistólica y diastólica), lo que provoca inestabilidad eléctrica, que dará lugar a un fenómeno de muerte súbita”.
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