El ministerio de Sanidad que dirige Ana Mato desmentía hoy mismo tajantemente la publicación de la noticia en la que se afirmaba que el gobierno pretendería excluir de las estadísticas de malos tratos a las víctimas que no aportasen parte de lesiones (un 89%), o cuya lesión no requiriera una hospitalización superior a 24 horas. Sería una aberración. Por ejemplo, a causa de un tortazo o la ruptura de un brazo, salvo que la cosa requiera cirugía, nadie queda ingresado.
Además, no son pocas las de mujeres atrapadas en el círculo infernal del maltrato que jamás presentan denuncias contra el agresor o lo hacen una vez inmersas en un procedimiento de separación, lo que algunos mendrugos consideran casi prueba irrefutable de la mentira de la mujer. Sin ir más lejos, según la última estadística hecha pública por el ministerio en referencia a este pasado año 2013, sólo el 17,2% de las mujeres fallecidas habían interpuesto denuncia y sólo un 13,8% había solicitado orden de protección. Justo es decir que ha sido este gobierno el que ha incluido en las estadísticas, por primera vez a los menores que se quedan huérfanos o a los niños, está reciente el caso de José Bretón, condenado a 40 años que me saben a poco, que son asesinados por un progenitor para hacer daño a otro. Porque el asesinato de Ruth y José es un caso de violencia de la llamada de género.
Si bien la bronca a costa del número real de víctimas de maltrato es continúa, recuerden la salida de pata de banco del diputado de UPyD Toni Cantó afirmando que “la mayoría” de las mujeres que presentan denuncias mienten, no es menos cierto que el maltrato psicológico, cuyas secuelas pueden en ocasiones ser más intensas que las del maltrato físico, como reconocen en numerosos estudios mujeres que han sufrido ambos tipos de violencia, existe.
Si además, no se reconociera estadísticamente el maltrato en casos en que no mediara una hospitalización de 24 horas, es que nos habríamos vuelto locos.
O que los burócratas estarían jugando, una vez más, a manipular las estadísticas cuyos resultados no les satisfacen, para ver si nos venden la burra. Como sucede con los datos del paro.
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