“España es un mercado de 50 millones de habitantes de alta renta per cápita”, y este mes de septiembre ha bajado el paro como no lo hacía en años, así como el comportamiento a la baja de la famosa prima de riesgos. Finalmente, cada español debe sentirse orgulloso por lo mucho que han crecido las exportaciones… En fin, que está el país que da gloria de verlo, arrastrado por la locomotora del progreso…
Claro que bajo mi punto de vista, nada de nada. En estos días, ese estruendoso anuncio del gobierno español en relación con la situación económica de España no está en absoluto justificada. De modo que si no fuera porque yo me siento una pizca incrédulo, diría con toda franqueza que esos rimbombantes anuncio de Rajoy y Cía. en sus viajes por medio mundo no han servido, hoy, absolutamente, con rosas reventonas en la solapa, para nada. Ojalá me equivoque, ojalá, ojalá, ojalá; pero son tan leves a la vez que prematuros esos cambios de pronto que, pese al estruendoso alarde de tambores y trompetas, francamente, no me las creo, aun consciente de que me considero un auténtico analfabeto en cuestiones económicas. Pero también los empresarios chinos tienen sus dudas, por eso dan tan fácilmente un paso atrás –porque conocen casi todo lo relacionado con los balances macroeconómicos de España-. Así como los japoneses, brasileños, estadounidenses, etc., que no se creen lo que dicen los felices y clamorosos “vendedores” españoles. Ellos, los empresarios, están al día de la verdadera situación económica de España, pese al dulce reclamo del empecinado ‘convencido’ presidente de Gobierno.
Y para mal de males de nuestra pésima situación, en los Presupuestos Generales del Estado ha aparecido una detestable y horrible errata, y como río un río revuelo ha acabado desbordado el vaso de la mala suerte: lo escrito en los presupuestos no es coincidente con la realidad [la deuda alcanzaba hasta el 99,8% del PIB, cuando la secretaria de Estado, Marta Fernández Currás, asegura, en la Cámara de Presupuestos del Congreso, que hay un error. Y que lo que se decía del 99,8 % del PIB es el 98,8 % (casi un punto, punto equivalente a 10.000 millones de euros). Total, nada. Más espinos y aulagas sembrados en la dura senda del paro, y en su nada difícil y dolorosa bajada.
Este vaivén, este arriba y abajo. Esta macroeconomía, que se podría resolver solo usando las cuatro reglas…, qué extraña forma de hacer andar el mundo para que el hombre pueda sobrevivir…
Sin embargo, veamos un poco de trasparencia solar en estas líneas:
“En economía no hay nada misterioso ni inaccesible al hombre de la calle. Si hay un misterio reside en el oculto propósito que puede seguir el economista y que no es otro que la disimulación del interés concreto a que se sirve”.
Esto sí está bien claro.
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