España en ascenso mundial. Ya se ha colocado como país número 23, avanzando tres puestos respecto al año pasado, en el Índice Global de la Competitividad (CGI), que evalúa a 141 países. Mejorar la competitividad es clave para mejorar la calidad de vida de las personas y aumentar su bienestar. Según este índice, Singapur es el país más competitivo del mundo, seguido de Estados Unidos, Hong Kong, Holanda, Suiza, Japón, Alemania, Suecia, Reino Unido y Dinamarca. Pero, ¿qué es la competitividad y cómo se mide?
El Foro Económico Mundial publicó por vez primera el CGI en 1979 y desde entonces no ha dejado de perfeccionarlo. El CGI 4.0 está compuesto por 103 indicadores individuales, derivados de una combinación de datos de organizaciones internacionales ordenados en 12 pilares: instituciones, infraestructuras, adopción de las tecnologías de la información, estabilidad macroeconómica, salud, habilidades, mercado de productos, mercado laboral, sistema financiero, tamaño de mercado, dinamismo de negocios y capacidad de innovación.
Los resultados del CGI 4.0 en 2019 revelan que la mayoría de las economías continúan lejos de la competitividad óptima. Este año, el informe incluye dos temas que definirán la próxima década: la prosperidad compartida y la transición hacia una economía sostenible. Las agendas ambientales, sociales y económicas ya no pueden llevarse a cabo por separado, sino que deben fusionarse en una única agenda de crecimiento sostenible e inclusivo. Por otra parte, encontrar el equilibrio entre la integración de la tecnología y las inversiones en capital humano será fundamental para mejorar la productividad, así como mitigar los impactos adversos de los avances tecnológicos como son los problemas derivados de la privacidad de datos y la guerra cibernética.
En el caso de España, la subida en la clasificación se debe a una progresión en todos los pilares. Nuestro país lleva liderando el pilar dedicado a la salud desde hace varios años. Otra área en la que España mantiene una ventaja sobresaliente son las infraestructuras, donde ocupa el séptimo lugar. Y a destacar la evolución que se ha experimentado en la adopción de las TIC (difusión de la tecnología, utilización de internet, calidad de fibra óptica,…), o la mejora notable en el sistema financiero. En el otro extremo, el informe destaca el estancamiento del mercado de trabajo, así como la visión a largo plazo, en la que España ocupa el puesto 121 debido principalmente a la inestabilidad institucional con efecto directo en los inversores.
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