En Bolivia, al menos 23 personas han muerto en medio de una escalada de la violencia desde que el presidente Evo Morales renunciara a pedido de los militares bolivianos la semana pasada, en lo que él y muchos otros han condenado como un golpe militar.
En Cochabamba, el viernes, las fuerzas militares abrieron fuego contra manifestantes indígenas partidarios de Morales, matando al menos a nueve personas e hiriendo a más de 100. La violencia comenzó poco después de que miles de cultivadores indígenas de la hoja de coca y otros manifestantes se reunieran para realizar una marcha pacífica en el pueblo de Sacaba.
La masacre se produjo un día después de que la autoproclamada presidenta Jeanine Áñez emitiera un decreto que exime a los militares de ser procesados por actos violentos. Los manifestantes exigen que renuncie.
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