| Ficha técnica | 82 - Real Madrid: Llull (21), Rudy Fernández (9), Darden (10), Mirotic (10) y Mejri (0) -quinteto titular- Sergio Rodríguez (2), Alberto Martín (0), Slaughter (4), Draper (2) y Dani Díez (6).
59 - Rio Natura Monbus: Xanthopoulos (3), Pumprla (0), Dewar (6), Minnerath (2) y Muscala (12)-quinteto inicial- Delas (3), Scott (5), Iñaki Sanz (0), Stobart (0), Corbacho (11) y Freire Luz (7).
Parciales: 11-9, 24-19, 24-13, 21-18.
Árbitros: Perea, Martínez Fernández y Cardús.
Incidencias: Décima jornada correspondiente a la fase regular de Liga Endesa, disputado en el Palacio de los Deportes (Madrid) ante 8.843 espectadores. |
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Hubo que esperar hasta más de diez minutos para ver despertar a este Real Madrid. El primer cuarto fue como una vuelta triste al pasado, cuando este equipo carecía de fluidez en ataque, apenas daba velocidad al juego y el balón quemaba en las manos. Más de uno recordó tiempos de Messina. Porque además únicamente Llull estaba acertado, como en otros tiempos, donde corría toda la pista y anotaba: cerró el cuarto con 9 puntos de 11 del Real Madrid. Laso, muy opuesto a estos planteamientos, se revolvía en su banquillo.
Algo había que cambiar porque, aparte del juego, estaba la duda en qué pasaría cuando Llull, el único que se enchufó al encuentro desde el comienzo, se fuera a descansar, a tomar aire. Las incógnitas se resolvieron nada más empezar el segundo cuarto. Llegado el momento, el Real Madrid hilvanó sus mejores momentos de juego. Despertó. Empezó a carburar. Era ya un Real Madrid más de este tiempo presente. Fueron momentos para Felipe Reyes (impresionante en los rebotes), en las asistencias de Sergio Rodríguez (maravilloso un pase suyo para un mate de Slaughter), de puntos para Darden y también instantes para confirmar que ni Rudy ni Mirotic (sólo dejaron su impronta en el cuarto final, volvieron a dejar destellos de buen baloncesto) estaban aún centrados en la cita.
El Obradorio (ahora conocido como Río Natura Monbus; razones de patrocinio mandan) empezó a verse por debajo: del 14-9 se pasó al 22-13, con la máxima diferencia del encuentro. Pero toda esa concentración que los gallegos pusieron hasta este momento también fue recompensada. Firmes y fuertes en defensa y trabajadores en ataque fueron recortando distancias, aunque con dudas: se volvieron a ver con diez de desventaja en otro suspiro: 32-22. El Obradoiro hacía la goma (Corbacho y Junyent evitaron problemas graves), pero el Real Madrid tampoco despegaba. Fueron momentos de tanteo.
Minutos mágicos
Al descanso nada estaba cerrado; todo después de una primera parte con más desaciertos que sonrisas. La continuación devolvió a los protagonistas a la casilla de comienzo: nueva siesta. En cinco minutos de juego, sólo se anotaron 9 puntos entre ambos conjuntos. Todo equilibrado. Ni el Real Madrid rompía el encuentro ni el Obradoiro (que ya ganó en el Palacio el año pasado, 61-64) se subía al tren. Hasta que apareció Reyes. El capitán salió al rescate. Firmó otro cuarto para enmarcar con 11 puntos (al final del tercer acto: 18 puntos, 8 rebotes y 24 de valoración), y bien secundado por Llull (5 puntos, para un total tras tres cuartos de 19 puntos y 17 de valoración). Entre uno y otro, sumados a otros cuantos desajustes de los gallegos, huérfanos de un referente, impulsaron al Real Madrid: 55-38 en el epílogo del tercer cuarto.
Todo en cuestión de minutos. En otro momento de inspiración, de buen despertar, aunque carente de consistencia, el cuadro blanco le endosó 20 puntos a los gallegos. El Real Madrid se presentó, entonces, al cuarto de desenlace con una renta nada despreciable: 18 puntos de ventaja. Ya resultó decisiva. Durante el cuarto final se superaron los 20 de renta: 74-50. El baloncesto es impredecible. Porque no era una mañana de fuegos artificiales. Pero este Real Madrid sabe ganar hasta en esos días donde no saca a pasear a sus musas. El histórico récord de Ferrándiz sigue a tiro.
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