El Partido Popular, ya les decía yo la semana pasada que su supuesta tranquilidad era similar a la de la UCD en los ochenta, anda muy preocupado por más que trate de disimularlo, con la escisión que le ha salido, llamada VOX. Que es la primera desde que llegara José María Aznar y consiguiera poner paz entre las siempre cainitas y enfrentadas familias del centro derecha. Las encuestas genovesas dan a la nueva formación, aún antes de conocerse su estructura, programa y candidato, escaño o escaños en las elecciones del mes de mayo. Encuestas, por cierto, basadas en una participación utópica, porque la abstención va a ser la gran vencedora de los comicios. Y eso quiere decir que el “precio” del escaño baja, por lo que a VOX puede irle muy bien. Para colmo de desdichas populares, aún puede ganar el PSOE, que es otro partido sin ideas. Algo que supondría un balón de oxígeno al eterno superviviente, Rubalcaba.
Con todo, no son las elecciones europeas, cuyo valor es más simbólico y de fetiche que otra cosa, las que más preocupan a los de Rajoy. El año que viene tocan municipales y ahí VOX podría jugar si lo hace bien, sobre todo en algunas Comunidades Autónomas en donde el PP se confunde o bien con el PSOE o bien con el nacionalismo, un papel importante, poniendo en solfa mucho poder municipal. De paso, fastidiando a una UPyD que se las prometía muy felices siendo un partido de izquierda que pesca en las filas de la derecha. Pero no sólo fastidiaría a los de Rosa Díez, como quieren hacernos creer desde Génova 13. El PP será el gran perjudicado. Empezando, posiblemente, por el PP vasco y catalán, en donde unas cúpulas dirigentes que oscilan entre la insolvencia intelectual, la idiotez y la mezquindad, que tienen a sus tradicionales votantes resignados a la abstención, han conseguido que el partido sea meramente testimonial. Asturias –Foro Asturias anda desaparecido-, Extremadura, Galicia, Andalucía y Valencia podrían ser también buen granero de votos para los de Santiago Abascal y ya veremos si Vidal Quadras, aunque todo parece indicar que así será.
Es precisamente por ese nerviosismo por lo que portavoces oficiosos y carguitos intermedios del PP, que ya se sabe que en el medio suele estar la mediocridad más absoluta, andan arremetiendo contra la nueva formación, a la que tildan como manda el argumentario, de “extrema derecha”.
No se dan cuenta que en realidad están escupiendo hacia arriba, puesto que VOX no es otra cosa más que el PP que en los noventa consiguiera ilusionar a buena parte de la sociedad española, harta del felipismo. Los que han cambiado son ellos.
|