El ministro-jefe de la Secretaría General de la Presidencia de Brasil, Gilberto Carvalho, se ha mostrado satisfecho de que haya desaparecido la idea de que el Mundial de Fútbol iba a ser "una tragedia" y ha destacado que, por el momento, todo ha transcurrido dentro de lo previsto, muy lejos del ambiente de pesimismo inicial.
"Se formó una ola que decía que el Mundial era un absurdo, que se quitaba dinero de la educación y la sanidad para construir 'elefantes blancos', que la FIFA dominaría el país. Incluso algunas grandes personalidades del deporte dijeron que el país pasaría vergüenza durante el Mundial", ha dicho Carvalho en rueda de prensa en Río de Janeiro a falta de dos días para que acabe la competición.
Carvalho ha lamentado esos comentarios y la facilidad con la que se criticaba a Brasil, muchas veces sin motivo. Ha puesto como ejemplo la falsa creencia de que cientos de miles de familias habían sido desalojadas por las obras del Mundial. Según los datos del ministro han sido 35.653 las personas que han tenido que abandonar sus casas.
Los que vivían en malas condiciones han sido --o serán-- trasladados a casas del programa de vivienda de protección oficial 'Minha casa, mina vida' ('Mi casa, mi vida'), mientras que los demás han sido indemnizados. Aunque la mayoría ya han sido realojados se prevé que todos los afectados vivan en sus nuevas y definitivas casas a finales de 2015.
Carvalho, hombre fuerte en el Gobierno y en el Partido de los Trabajadores (PT), fue el encargado de ejercer de portavoz del Ejecutivo en el diálogo con los manifestantes en un intento de mitigar las protestas contra el Mundial. Este jueves ha puesto en valor ese diálogo diciendo que los movimientos sociales quisieron aprovechar la visibilidad que les daba el Mundial "con mucha razón" y que en la mayoría de casos las reivindicaciones eran legítimas.
DIÁLOGO CON MANIFESTANTES
Ha citado el caso del Movimiento de los Trabajadores sin Techo (MTST), que en São Paulo ocupó unos terrenos para personas sin hogar conocido como la 'Copa do Povo' pidiendo viviendas dignas. El Gobierno dialogó con ellos y consiguió desactivar las protestas justo antes del inicio del Mundial, pactando la legalización de las ocupaciones y prometiendo la construcción de viviendas sociales.
"Creímos adecuado sentarnos con ellos. Hay gente que dice que caímos en su chantaje, pero el gobierno también recibe presiones cada día de grandes grupos económicos. Nuestro trabajo consiste en gestionar eso", ha dicho Carvalho, que recientemente recibió el encargo de la presidenta, Dilma Rousseff, de seguir ejerciendo de puente con los movimientos sociales durante la campaña electoral.
Carvalho ha dicho que el derecho a manifestación en Brasil es "sagrado" y que las grandes manifestaciones de junio del año pasado fueron, en su opinión, una lección y una prueba de que cada vez más personas tienen conciencia de que son ciudadanos y que merecen unas condiciones de vida diferentes.
Carvalho también ha criticado a los que decían que la FIFA era la dueña de Brasil, recordando que cuando Brasil aceptó albergar el Mundial ya conocía las condiciones --en referencia a la exención de pagar impuestos que pide la entidad-- y que los beneficios han sido mucho mayores de lo que se ha dejado de recaudar en impuestos. Según datos gubernamentales el Mundial dejará 30.000 millones de reales (13.500 millones de dólares) de beneficio en el país.
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