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Putin mueve ficha: Cuba por Ukrania

La Norteamérica del señor Obama es evidente que nada tiene que ver con la del señor Reagan o del mismo presidente Kennedy
Miguel Massanet
domingo, 13 de julio de 2014, 06:44 h (CET)

“El desafío forma al triunfador y no cabe desafío sin riesgo al fracaso, pues el éxito y el fracaso son tejido de la misma textura” Miguel Angel Cornejo.



No sabemos si de manera consciente o de forma temeraria la UE fue capaz de meterse en uno de estos líos propios de quienes son incapaces de valorar sabiamente los efectos de una acción como fue el intentar acercar a Urania a la órbita europea mediante a un pacto que, de hecho, venía a dejar sin efecto otro acuerdo de cooperación que su anterior presidente, el señor Víctor Yanukovich, había concertado con Rusia, dejando en suspenso la firma del Tratado de Libre Comercio con la UE que, una gran parte de los ciudadanos de la república, más abiertos a occidente, hubieran querido que se llevase a término. Es obvio que para cualquier persona medianamente inteligente, el enfrentarse a Rusia en lo que ella ha venido considerando su órbita de influencia, inmiscuyéndose entre dicha nación y sus antiguos territorios, por lo menos debió de haber merecido una profunda reflexión sobre los pros y contras que podrían derivarse de pretender extender la influencia de Accidente en un territorio que puede que Rusia considere que entra dentro lo que ella considera su zona de seguridad.



Por mucho que a los ciudadanos de a pie, que tendemos a ver con una simplicidad quizá demasiado alambicada los acontecimientos internacionales, nos pareciera que la jugada de la UE, sin duda de acuerdo con los EE.UU de América, entrañaba un riesgo de confrontación con los rusos, un peligro de que el estand by existente entre las dos potencias mundiales o, en este caso entre Europa con los EE.UU y Rusia, pudiera desequilibrarse de modo que una de las partes llegara a pensar que se estaba actuando en contra de su seguridad interna, algo que en, el caso de Rusia, estaba plenamente justificado si se tiene en cuenta que la península de Krimea, tradicionalmente albergaba las importantes bases navales de los rusos, entre ellas las de Sebastopol y la importante ciudad de Yalta, que, por cierto, constituye la única salida practicable de la armada rusa al Mediterráneo, a través del Bósforo y el mar de Mármara; con lo que ello significa en cuanto a su estrategia de presencia efectiva en todos los conflictos que pudieran afectar a sus intereses en una parte tan explosiva durante los últimos años.



En todo caso deberemos reconocer que el señor Putín ha sabido calcular sus actos y ha manejado el tema de Ukrania con mucha mayor habilidad, efectividad y sentido de la medida que sus rivales europeos, que se han visto atrapados entre su dependencia del suministro de petróleo y gas procedente de Rusia y sus promesas, que sin duda las hubo, a los rebeldes de Kiev de apoyarlos, ayudarlos económicamente y, muy posiblemente, de ayudarlos con armas y pertrechos, promesas que, después, sólo han cumplido en una pequeña parte, dejando a los nuevos dirigentes de la Ukrania occidental en una precaria situación en la que se han debido enfrentar a los prorrusos con un ejército muy reducido y de escaso potencial que, a duras penas pueden contrarrestar, a los fuertemente armados sediciosos del este.



La Norteamérica del señor Obama es evidente que nada tiene que ver con la del señor Reagan o del mismo presidente Kennedy, cuando tuvo que enfrentarse a la crisis de los misiles rusos enviados a Cuba en octubre de 1.962. Obama está perdiendo popularidad a marchas forzadas, sus retiradas de Irak y sus fracasos legislativos y falta de cumplimiento de las promesas electorales; han producido un desencanto entre muchos de los que le apoyaron cuando fue elegido presidente. Criticado por sus opositores republicanos y con episodios tan molestos como el de los espías en Alemania y las demoledoras declaraciones de Edgard Snowden, el funcionario traidor, refugiado en Rusia, que ha puesto en serios apuros diplomáticos al ejecutivo americano con sus revelaciones.



Lo que ocurre es que, el señor Putín, que en su país estaba pasando por una mala época y su popularidad estaba muy mermada; a raíz de su actuación en el caso de Ucrania, de su actitud decidida de apoyo a los prorrusos y la recuperación de la península de Krimea para Rusia, ha conseguido que el pueblo ruso le apoye unánimemente y, sintiéndose respaldado por el orgullo ruso, ha decidido dar un paso más para demostrar al frágil gobierno americano que está dispuesto a devolverles la pelota, esta vez reactivando su amistad con los cubanos de Raúl y Fidel Castro ( algo que, a los dos hermanos Castro, les ha significado un respaldo imprevisto y, por añadidura, que les condonasen el 90% de la deuda que tenían pendiente con Rusia, que ascendía a 31.700 millones de dólares). No sabemos cual va a ser la reacción del gobierno del señor Obama ante la posibilidad de que los barcos rusos puedan tener una base militar en Cuba a pocos kilómetros de la costa americana, como quien dice a tiro de piedra de Miami y de la propia capital federal.



La reanudación del apoyo a la Cuba socialista y, por consiguiente, el alejamiento de cualquier acercamiento que intentasen los EE.UU, le permiten a Putín poner en un brete al gobierno del señor Obama que, sin duda, va a ser presionado por los republicanos para que adopte una actitud enérgica ante lo que, para los americanos, representa una verdadera amenaza contra su país; tal y como sucedió en el caso de los misiles rusos que provocaron una de las mayores tensiones a la que se han visto sometidos los norteamericanos y, de paso, el resto de naciones ante la amenaza de una nueva contienda mundial. Pero parece que el señor Putín, lanzado a recuperar lo que fue la influencia de Rusia en una gran parte de la América latina, no se ha conformado con visitar Cuba sino que, improvisando, parece que ha decidido visitar también la Nicaragua de Ortega y ya tiene previsto visitar Argentina ( una nación que está afrontando una de sus peores crisis económica y que, con toda probabilidad, acogerá la visita del líder ruso como agua de Mayo, al que la señora Cristina Kirtchner, en horas bajas, intentará ofrecerle ventajas para que empresas rusas puedan establecerse en Argentina en condiciones favorables, a cambio de ayudas económicas y de la posibilidad de mejorar sus exportaciones de carne y cereales a la nación rusa.) y Brasil, dos países de ideologías izquierdistas dispuestos, con toda seguridad, a buscar una mejora de sus relaciones con los países del norte de Europa, aunque ello les suponga tolerar la presencia rusa en sus respectivos territorios.



Es posible que Europa vea como algo lejano lo que pueda ocurrir en el Caribe, pero no deberá olvidar que aquí estamos en un juego de influencias y que puede ocurrir que, en un momento determinado, los americanos decidan desentenderse del problema de Ukrania si, con ello, consiguen un entendimiento con Rusia para que limite sus relaciones con Cuba al comercio de mercancías, si los rusos renuncian a una presencia militar importante en la república cubana. En este caso Europa quedaría sola frente a los posibles intentos de los rusos de partir por la mitad a la república ucraniana, quedándose con la parte oriental para crear una nueva nación que, naturalmente estaría dominada por ella si es que no decidieran anexionársela sin más miramientos.



Un problema más para el señor Obama que parece que, últimamente, hasta le crecen los enanos. O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, vemos como el señor Putín parece que se está haciendo el amo de la situación.

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