Casi 200.000 militantes del PSOE están llamados a las urnas este domingo para elegir al que será su quinto secretario general de la democracia, después de Felipe González, Joaquín Almunia, José Luis Rodríguez Zapatero y Alfredo Pérez Rubalcaba.
Aunque los dos favoritos son jóvenes --Pedro Sánchez tiene 42 años y Eduardo Madina 38-- ninguno lo es tanto como Felipe González cuando fue elegido en 1974: el PSOE celebró su 26 Congreso aún en el exilio, en la localidad francesa de Suresnes y González, conocido como 'Isidoro' por sus compañeros de partido, tenía 32 años.
El abogado laboralista (Sevilla, 1942) le ganó la partida a los veteranos del exilio del PSOE con el apoyo de los renovadores del interior y de figuras de la socialdemocracia europea, y mantuvo las riendas del PSOE hasta el 34 Congreso, en junio de 1997.
Los socialistas recuerdan hoy casi con veneración los logros del PSOE en los primeros años de la democracia, pero los años que les llevaron hasta su primera mayoría absoluta --en 1982, con 202 escaños en el Congreso-- también fueron tumultuosos de puertas adentro.
González dimitió en el 28 Congreso, en mayo de 1979, cuando el partido rechazó su ponencia renovadora, con la que pretendía alejar al PSOE del marxismo y homologarlo a la socialdemocracia europea. El PSOE quedó en manos de una gestora, pero en el Congreso extraordinario de octubre de ese año González ganó con un 86 por ciento, eliminó la inspiración marxista y convirtió al PSOE en un partido "federal", al mismo tiempo que se ponía en marcha el Estado autonómico.
En las primeras elecciones democráticas, las de 1977, González se convirtió en diputado por Madrid tras obtener el 29,2% de los votos y 118 escaños. En las de 1979 alcanzó el 30,5% de los votos y 121 diputados y, tres años después tuvo lugar su primera victoria, el 48,3% de los sufragios y 202 diputados, un triunfo de magnitudes a las que los socialistas no han vuelto a acercarse.
Los primeros años de Felipe González fueron los de la entrada en la UE y en la OTAN --tras un referéndum en el que el PSOE tuvo que hacer campaña por el sí tras haberse opuesto rotundamente desde la oposición--, de la primera ley del aborto, la Ley General de Sanidad y las reformas educativas, pero también de una dura reconversión industrial. La reforma de las pensiones le valió al Gobierno de González su primera huelga general, convocada por CCOO, en 1985, y en 1988 hubo una segunda, convocada también por UGT, a raíz de la reforma laboral.
González volvió a ganar las elecciones en 1986 (un 44,1% de los votos y mayoría absoluta con 184 diputados) y en 1989 --adelantadas tras la huelga general--, con un 39,6% de votos y 175 escaños. Los noventa trajeron, tras las Olimpiadas de Barcelona y la Expo de Sevilla de 1992, una crisis económica cada vez más profunda, a lo que se sumaron escándalos de corrupción que cercaron a sus Gobiernos. Y, en el plano interno, las pugnas entre 'renovadores' y 'guerristas'.
Ganó de nuevo en 1993, pero con 159 diputados (38,78% de los votos) que le obligaron a buscar el apoyo de CiU. La crisis económica y los escándalos de corrupción (financiación ilegal del PSOE a través de Filesa, la huida del director de la Guardia Civil Luis Roldán y el juicio a ex altos cargos de interior por la 'guerra sucia' de los GAL contra ETA) marcaron los últimos años de su Gobierno, hasta que perdió las elecciones en 1996.
Con un 37,6% de los sufragios y 141 escaños, los socialistas la llamaron la "derrota dulce". González siguió al frente del PSOE un año más, hasta el 34 Congreso, de junio de 1997, en que anunció por sorpresa su renuncia y propuso a su sucesor, Joaquín Almunia, encumbrado en el mismo cónclave.
LAS PRIMERAS PRIMARIAS, LAS DEL ALMUNIA Almunia (Bilbao, 1948), que había sido ministro de Trabajo y de Administraciones Públicas en los Gobiernos de González, convocó las primeras primarias del partido para intentar legitimarse frente a las acusaciones de ser un líder impuesto por el aparato, pero fue derrotado por el también exministro Josep Borrell.
Sin embargo, el bilbaíno terminó siendo el candidato a la presidencia del Gobierno en el año 2000, ya que Borrell dimitió el 14 de mayo de 1999 por las tensiones entre su candidatura y la dirección y la publicación de un escándalo que afectaba a dos colaboradores suyos en Hacienda.
El PSOE de Almunia obtuvo un 34,16% de los votos y 125 escaños en marzo de 2000, y el secretario general dimitió la misma noche electoral, dando paso a una gestora --que dirigió el entonces presidente andaluz, Manuel Chaves-- y a meses de incertidumbre hasta el 35 Congreso, celebrado en julio en Madrid, con la sorpresiva victoria de José Luis Rodríguez Zapatero.
Zapatero (Valladolid, 1960) ganó por sólo nueve votos al favorito, el presidente castellano-manchego José Bono, gracias a los votos de los 'guerristas' que abandonaron a la que era su candidata, Matilde Fernández. Zapatero obtuvo 414 votos, Bono 405, Fernández 109 y Rosa Díez 65.
ZAPATERO, EL DEL "TALANTE" Quiso ser el líder del "talante" y eso le ganó reproches en sus primeros tiempos, incluido el apelativo de "bambi" por parte de algunos correligionarios anónimos, que no del ex vicesecretario general Alfonso Guerra, como él mismo precisó años después para decir que en todo caso sería un "bambi de acero".
Zapatero firmó con el Gobierno de Aznar un pacto de lucha contra ETA pero hizo una oposición frontal aprovechando otros asuntos como el Plan Hidrológico Nacional, el desastre del Prestige en noviembre de 2002 o el apoyo español a la guerra de Irak.
El PSOE de Zapatero ganó las elecciones del 14 de marzo de 2004, apenas tres días después del peor atentado de la historia de España, que dejó 191 muertos en cuatro trenes de cercanías en Madrid. Entre el 11 y el 14 de marzo, el PSOE acusó al Gobierno de Aznar de intentar ocultar la autoría islamista y atribuir el atentado a ETA para conservar el poder.
Zapatero llegó al Gobierno, pero sin mayoría absoluta (42,59 por ciento, 164 escaños) y se apoyó fundamentalmente en los partidos de izquierda, los mismos que sustentaban el tripartito en Cataluña (ERC e IU/ICV).
Ya en la Moncloa, retiró las tropas españolas desplazadas a Irak, aprobó la ley del matrimonio homosexual, impulsó la negociación de un nuevo Estatuto catalán y negoció con ETA, en virtud de una tregua que la banda rompió el 30 de diciembre de 2006, matando a dos personas con una bomba en el parking de la T4 del aeropuerto de Barajas.
Volvió a ganar en 2008 (43,87 por ciento de los votos, 169 escaños) y optó esta vez por la "geometría variable" para gobernar. Muy criticado por su política antiterrorista y el nuevo 'Estatut' --anulado parcialmente por el TC-- el 'Waterloo' de Zapatero fue la crisis económica. En mayo de 2010 anunció una serie de recortes, incluida una congelación de todas las pensiones salvo las mínimas, que desató los nervios en el PSOE.
En octubre, una crisis de Gobierno convirtió a Alfredo Pérez Rubalcaba en vicepresidente además de titular de Interior, y el 2 de abril de 2011, poco antes de las elecciones municipales y autonómicas, Zapatero anunció que no repetiría como candidato a la Moncloa. El movimiento no evitó el batacazo en mayo y tras las municipales el lehendakari y líder del PSE, Patxi López, pidió un Congreso extraordinario.
El movimiento hizo que la ministra Carme Chacón anunciase que no concurriría a las primarias para ser candidata y que los 'barones' volviesen sus ojos a Rubalcaba. El 20 de noviembre de 2011 el PSOE obtuvo un 28,76 por ciento de los votos y 110 escaños, el peor resultado en unas generales, pero decidió ser candidato al congreso y Rubalcaba (Solares, Cantabria, 1951), se convirtió en secretario general del PSOE en el Congreso de Sevilla, en febrero de 2012, ganando a Chacón por 22 votos.
|