Ánfora Nova, masa modelada en barro lírico de fragancias: verso y prosa, amplitud de pareceres impresos por las Bellas Artes Gráficas a las que tanto debe la palabra literaria bien escrita. Abanico creativo para una vitrina reluciente en la que colocar la suma de treinta años de viva existencia literaria, impresa con arte de fino arco de colores.
Como señala en el prólogo de agradecida presencia y apoyo de Federico Mayor Zaragoza: “Compromiso de valores universales como la paz, los Derechos Humanos, la justicia, la ecología, el agua, el paisaje… Ejemplos concretos de monográficos editados “Antología de la paz”, “Ecología y literatura”, “Universos de Paz”, Derecho y Literatura”, “Las luces del agua”, “Paisajes naturales andaluces” “Naturaleza fecunda (Antología poética a la Madre Tierra” De cuatro Premios Nobel de la Paz se muestran los gestos de compromisos, nada corriente en el solitario mundo de la poesía, donde son más los poetas que se leen así mismos, que lectores de poesía. Minoría elogiable en este mundo fanático de las estadísticas y del tenebroso pasado reciente que vuela sobre nuestras cabezas como elemento alienador en una sociedad cada día más modelada para engullir la mediocridad: “Lo que quiere la gente”.
El Premio Nobel ruso Mijail Gorbachev manifiesta: “Aspirar a la Paz y la democracia global nunca puede ser una utopía ni tampoco una esperanza vacía de contenido.” La guatemalteca Rigoberta Menchú señala: “Estamos presentando un proceso de globalización económica excluyente, cuyo modelo económico se basa en la irracionalidad productiva que fomenta el consumismo”. La tunecina Ouided Bouchamaoui: “La paz, el diálogo, la ecología, la solidaridad y la justicia se constituyen en valores universales que sostienen los pilares de la esperanza en su lucha permanente e irrenunciable”. Y por último el argentino Adolfo Pérez Esquivel: “El mundo en que vivimos está cada día más sometido y dañado por las ambiciones económicas, políticas y estratégicas en la lucha por la dominación y el poder, poniendo en peligro los recursos naturales cada vez más escasos, la convivencia pacífica de los pueblos, la biodiversidad, el agua, los bosques y los altos índices de contaminación ambiental”. Y frente a estos valores la cultura está siendo adulterada.
Libertades. Este es el reflejo de esta edición con tonos de Roma andaluza. Cubierta a todas horas en ese pulso diario en sus treinta años de vida literaria. La palabra llena de vitalidad que va redondeando la personalidad José María Molina Caballero. Hasta instalarse en una nueva vitrina que se une a esas otras donde posan como altares de la escritura envuelta en fragmentos de vivencias de una tierra poética exquisita de estancias del tiempo vivido de su constante creatividad. Valores sin intermedios sino constancia protegida. Pulso firme e incansable desde las sierras de Rute, esta entrañable artesanía que ha venido trenzando los lazos de la revista Ánfora Nova de la mano de un poeta y narrador de tacto y suave andar, con espíritu abierto a todas horas con la palabra de caminante y con su sino al hombro de una constante apuesta
Hasta alcanzar este fervor y aplauso, reconocedor de su alfarería de la más variada escritura de estos treinta años de parada y fonda. Etapa viva porque su caminar continua alimentando los veneros y fuentes con que aliviar la sed de escrituras fieles sin falsos abalorios.
Edición de multicolores en esas cristaleras sin arrugas, que representa este tomo de sensaciones e imágenes de la palabra escrita a la sombra de múltiples variedades y dedicatorias, que escritor Pedro Luis Ibáñez Lérida sintetiza con serena claridad: "La literatura no es un compromiso en sí misma, pero en ella encontramos las claves del pensamiento cuyo santo y seña entre los lectores se musita como testimonio de autenticidad. La verdadera obra literaria se inmortaliza con la lectura, constituyendo un libérrimo acto de profanación de la mentira”. Fortuna que se extiende sobre modelos envolventes para quienes a ella se acerquen.
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