A Sonorama Ribera este año le han salido las cosas bien. Tanto es así que, si desde la organización hace sólo doce meses hablaban de lo complicado que estaba siendo el momento para el festival de música, esta decimoséptima edición parece haber despejado muchos fantasmas. El coordinador del evento, Javier Ajenjo, destacó en su encuentro con los periodistas al cierre de Sonorama que estamos ante “un festival sanísimo y con mucho futuro”. Así que toca ponerse manos a la obra porque ya queda menos de un año para volver a llenar de música las calles de Aranda de Duero.
Alegría de unos e intranquilidad de otros. ¿Puede Sonorama Ribera aceptar más asistentes? Y lo más importante para los habituales del festival ¿Debe hacerlo?. ¿Cómo se para esto?, se preguntan los organizadores. Tendrán que seguir trabajando para evitar que uno de los festivales más antiguos del país, y probablemente de los pocos que sigue manteniendo la esencia de un festival no se convierta en un ingobernable Arenal Sound.
Plaza del Trigo, donde nacen los artistas
Dentro del recinto ferial hay cuatro escenarios, dos de ellos principales. Allí se disfruta de la noche, pero durante el día los festivaleros llegados de todas partes de España no dejan libre la localidad burgalesa. Aranda de Duero se inunda de música. Cafés, locales y calles vibran también con multitud de artistas, esta año más de un centenar.
Sonorama es muchas cosas, pero sobre todo es ya historia viva por ser la cuna de la música independiente de nuestro país gracias a la Plaza del Trigo, uno de sus principales reclamos. Se trata de un pequeño lugar próximo al Duero, en el que no cabe ni un alfiler entre las 12 y las 3 de la tarde. Tres días y tres grupo cada día se someten al termómetro del público. Es allí donde han nacido grupos indie ahora consagrados, como es el caso de Second, que este año ha tocado en el escenario principal, pero que hace doce años, cuando pocos los conocían se estrenaron en esta plaza, en la que al acabar su actuación los asistentes gritaron la ya mítica frase: “¡Escenario principal, Escenario principal!”, con la que todos los años el público da su bendición a alguna nueva promesa.
Otros grupos como IZAL, que este año ha actuado también en el escenario principal en uno de los conciertos más abarrotados de la edición, tocaron en la Plaza del Trigo, donde este año es indiscutible la consagración de los madrileños Sexy Zebras.
Mucho más que música
De los que han estado en Aranda de Duero este fin de semana pocos recordarán la polémica generada con la participación de Raphael que, pese a las críticas, llenó y no defraudó. Tampoco lo hicieron el resto de cabezas de cartel, Ivan Ferreiro, Amaral, Fuel Fandango o Cut Copy entre otros.
Pero Sonorama Ribera no muere en la música. Catas de vino, vermut, almuerzos y el camping que, incluido en el precio de la entrada, crea una gran familia de 7.000 personas. El festival es integración, entre los festivaleros, y de los festivaleros con su entorno. Lo complementado que queda el certamen con el municipio y su gente hace mágico Sonorama.
Sonorama se hace mayor
El próximo año el festival cumple los 18, y buena muestra de su trayectoria es la cantidad de niños que se suman con sus padres a esta fiesta musical. El programa Sonorama baby lleva tres años ofreciendo talleres a los más pequeños, y es que los primeros asistentes a este festival no quieren perderse ni un año esta cita.
Para no morir de éxito, desde la organización plantean seguir abriendo el festival a Aranda, llevando la música a nuevos barrios, De momento Sonorama no dejará de crecer.
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