Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Coronavirus | China | Sanidad

¿Es el coronavirus una excusa para implementar el Big Brother en China?

La pandemia del coronavirus podría provocar el final del endémico aislamiento y pasividad del individuo sumiso y acrítico que conforma la actual China
Germán Gorráiz López
jueves, 27 de febrero de 2020, 10:44 h (CET)

El sistema dominante chino utilizaría la dictadura invisible del consumismo compulsivo de bienes materiales para anular los ideales del individuo primigenio y transformarlo en un ser acrítico, miedoso y conformista que pasará a engrosar ineludiblemente las filas de una sociedad homogénea, uniforme y fácilmente manipulable mediante las técnicas de manipulación de masas por el Politburó chino.Dichas técnicas habrían modelado el encefalograma plano de la sociedad china actual, conciencia acrítica favorecida por la asfixiante censura ejercida por el Gobierno en Internet que aunado con el finiquito del código deontológico periodístico habrían convertido a la mass media china en mera correa de transmisión de los postulados del Partido Comunista chino.

El pensamiento del Gran Líder, Xi Jinping, sería rígido e incorregible lo que le impele a no tener en cuenta las razones contrarias (ausencia de la necesaria empatía para conectar con la angustia y desolación que embarga a la sociedad y china ante el apocalíptico coronavirus que los asola) y tan sólo recogería datos o signos que le confirmen el prejuicio para convertirlo en convicción, lo que se plasmaría en la imposición de una censura total en las informaciones sobre el coronavirus en Internet. Así, el Gobierno chino habría recurrido a los gigantes tecnológicos en su intento de monitorizar en tiempo real los contagios por coronavirus y según la agencia Reuters, el gigante Alibaba habría lanzado una función que asigna un código QR de color que representaría el estado de salud de los residentes en Hanfzhou. Tras completar un cuestionario, los residentes reciben un código QR basado en colores a través de la aplicación de chat DingTalk administrada por Alibaba y según el color correspondiente, deben adoptar las medidas profilácticas prescritas en dicha aplicación. Dicha aplicación, aunada con el descomunal despliegue de cámaras de vigilancia con inteligencia artificial para el reconocimiento facial de personas incluso con mascarillas, convertirán a China en el Big Brother que controlaría en tiempo real a todos los ciudadanos chinos.

Sin embargo, la pandemia del coronavirus (con sus consiguientes efectos colaterales en forma de oscurantismo informativo, cuarentenas de ciudades, falta de material médico, paralización de la actividad productiva y episodios de desabastecimiento de alimentos), podría provocar el final del endémico aislamiento y pasividad del individuo sumiso y acrítico que conforma la actual China. Así, estaría ya surgiendo un nuevo individuo reafirmado en una sólida conciencia crítica, sustentado en valores caídos en desuso pero presentes en el código atávico chino como el respeto al medio ambiente, la solidaridad y la indignación colectiva ante la corrupción e injusticia imperantes y dispuesto a quebrantar las normas y las leyes impuestas por el Partido Comunista. Los primeros mártires de la rebelión serían el joven bloguero Chen Qiushi (actualmente en paradero desconocido) que se encargaba de radiografiar la angustia de Wuhan a través de sus vídeos colgados en Youtube a través de las VPN y el doctor Li Wenliang, (represaliado por la censura del Partido Comunista Chino y considerado tras su fallecimiento como el primer mártir del coronavirus), paradigmas que podrían ayudar a diluir el opiáceo inhibidor de la conciencia crítica de la sociedad china (consumismo compulsivo).

Noticias relacionadas

Europa se muere, ya está agonizando, esperando defunción y funeral. Mi intención como columnista, no es alarmar, es reconocer y asumir la verdad. Por ejemplo, hace un siglo Venezuela estaba entre los países más ricos y hoy la realidad es muy diferente. En la actualidad países como Lituania, en 10 años, ya ha alcanzado el nivel de España.

El centro educativo es un microcosmos que refleja, en alguna medida, la sociedad en que vivimos. Al margen de la práctica que en ella se desarrolla, en algunas ocasiones, las actitudes inadecuadas o disruptivas, protagonizadas por los alumnos, que pueden considerarse cosas de niños, dependiendo de la gravedad de las mismas, reproducen actitudes que vemos también fuera de las aulas, fruto, tal vez del desconcierto actual de la sociedad.

El tema de la regulación emocional y el control de las emociones está de actualidad también en el siglo XXI, al igual que en el anterior. Vivimos en la realidad social del espectáculo y la diversión. Algunos pensadores como es el caso de Mariana Alessandri hablan de una sociedad enferma que solo quiere la alegría vital sin sombras y sin ningún dolor, sufrimiento o problemas, algo absolutamente imposible. Solo se quiere el sol, pero no la sombra.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto