Nos encontramos en plena Cuaresma 2020 que comenzó el pasado 26 de febrero, Miércoles de Ceniza y se prolongará cuarenta días.
La fecha del Miércoles de Ceniza cambia cada año y se fija en virtud del día Jueves Santo que coincide con la luna llena que se produce entre el mes de marzo y de abril.
En consecuencia, esta fecha cambia cada año, al igual que ocurre con Semana Santa, Pentecostés y la Fiesta de Cristo Rey.
Al respecto, es importante recordar las declaraciones que el papa Francisco realizó durante el III Retiro Mundial de Sacerdotes, celebrado en la basílica de San Juan de Letrán en junio de 2015. El Santo Padre propuso cambiar la fecha de la Pascua de la Resurrección para hacerla coincidir con la celebración de la Iglesia ortodoxa. La finalidad de esta propuesta es buscar la unidad de dicha fecha, algo que se lleva planteando desde el pontificado de san Pablo VI (1963-1978). En este sentido, la fecha que se baraja es la del segundo domingo de abril.
En tiempo de Cuaresma el color empleado en los oficios litúrgicos es el morado y, según el Ceremonial de los Obispos la «música de los instrumentos musicales se permite solo para sostener el canto. Se exceptúan, sin embargo, el domingo Laetare (IV de Cuaresma) y las solemnidades y las fiestas».
También se prohíbe en Cuaresma adornar el altar con flores, a excepción del cuarto domingo de Cuaresma, solemnidades y fiestas, tal y como nos enseña la Ordenación General del Misal Romano.
Otra de las modificaciones que se vive en la liturgia cuaresmal es el rezo del Gloria y del Aleluya. Estos dos himnos litúrgicos son omitidos durante la misa en tiempo de Cuaresma. Concretamente, el Gloria cierra el acto penitencial y el Aleluya es la aclamación que se realiza antes del Evangelio.
La Cuaresma, en definitiva, se trata de un tiempo penitencial que cuenta con su liturgia específica con el objetivo de preparar a los fieles a celebrar el misterio pascual.
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