Cerca de 100 familias o clanes familiares dominarían todos los centros de poder económico, político, universitario y mediático de la Comunidad Foral navarra, aunque tan sólo serian satélites orbitando en la esfera de gravedad del Opus Dei, élite Alfa que habría fagocitado todas las sub-élites del establishment navarro convirtiendo a la Comunidad Foral en un coto feudal en pleno siglo XXI, distopía amalgamada por la defensa a ultranza de la “unidad identitaria de Navarra” y que tendría su plasmación práctica en la perpetuación “sine die” del sistema feudal político-económico imperante en Navarra desde la Guerra Civil del 1939 y como efecto colateral la condena al ostracismo oficial de una cuarte parte de la población navarra que se verá obligada a vivir en el gueto lingüístico del euskera o vascuence.
Según Ezeizabarrena Sáenz, en su obra “Los Derechos Históricos y el concepto de “Pase Foral”, ( Auñamendi Eusko Enziklopedia, 2008), “el pase foral era la denominación de una facultad inscrita en el ámbito del Derecho foral del Reino de Navarra y las provincias vascas para no cumplir las órdenes emanadas de la Monarquía española declarándolas nulas si atentaban contra su legislación propia, los Fueros. En Navarra inicialmente también se denominó “derecho de sobrecarta” y se usaba bajo la tradicional fórmula de “Sea acatado, pero no cumplido”.
Sin embargo, con el actual Gobierno navarrista de Yolanda Barcina, se habría producido una clara sumisión de UPN a los dictados del Gobierno del PP, pues debido a su minoría parlamentaria en la Cámara navarra habría llegado a un acuerdo tácito con el Gobierno central para frenar las leyes que apruebe el díscolo Parlamento navarro mediante el recurso sistemático ante el Tribunal Consitucional, basándose en el artículo 161.2 de la vigente Constitución que señala que “ el Ejecutivo central podrá impugnar ante el Tribunal Constitucional las disposiciones y resoluciones adoptadas por los órganos de las CCAA” ( de lo que sería paradigma el recurso de la ley foral que otorga al Parlamento la potestad de aprobar los ERE de empresas públicas), lo que “de facto” ha supuesto el vaciar de contenido las competencias legislativas de una Cámara foral navarra devenida en barco amotinado que navegará sin rumbo fijo hasta las próximas Elecciones Forales del 2015.
Los sucesivos Gobiernos de UPN habrían pues transformado la filosofía primigenia del “pase foral”, deviniendo en instrumento de la estrategia del filibusterismo político de UPN para esquivar las sentencias judiciales contrarias a su miope política de intentar enclaustrar al euskera en gulags cerrados y logar posteriormente su extinción por inanición financiera. Así, el SOS lanzado por la ikastola Ibaialde de Lodosa ante su asfixia económica y respondido por la Diputación de Guipúzkoa con la concesión de una ayuda de 24.000 €, dejó sumido al entonces Gobierno de coalición UPN-PSN en una situación de desconcierto e incredulidad tras quedar en evidencia ante la opinión publica navarra su escaso o nulo interés por la supervivencia del euskera en la Comunidad Foral.
Miguel Sanz y Yolanda Barcina harán uso sistemáticamente del "pase foral" en las sentencias judiciales a favor del uso, promoción y valoración del euskera para imposibilitar la normalización del uso del euskara en la vida cotidiana de Navarra a pesar de las críticas realizadas por organismos como Euskaltzaindia y el Comité de Expertos sobre la aplicación de la Carta Europea de las Lenguas Minoritarias, quien en su tercer informe de seguimiento resaltó ” la persistencia de las carencias de presencia del euskera en los medios de comunicación social”, de lo que sería paradigma el limbo alegal en que se encuentran Euskalerria Irratia y las emisiones de EITB en Navarra.
Euskalerria Irratia (creada en 1988 y única emisora que emite íntegramente en euskera en la Comarca de Pamplona (Iruñerria), permanece en una situación de alegalidad al no habérsele asignado una licencia oficial de emisión radiofónica en ninguna de las convocatorias de adjudicación habidas en los últimos 20 años, a lo que habría que sumar la supresión de las ayudas del Gobierno de UPN a las distintas publicaciones en euskera de la comunidad foral. En efecto,en el 2012, Euskarabidea (Instituto Navarro del Vascuence), suprimió de un plumazo las ayudas a la utilización del euskera en los medios de comunicación navarros, por lo que en una campaña promovida desde Nafarpres, ( Asociación de Prensa de Información Local de Navarra) y secundada por medios como Ttipi-Ttapa, Mendixut, Guaixe, Entretodos- Auzolan y La voz de la Merindad) publicaron su edición de febrero del 2012 en negro como medida de protesta, adelantado que “este es el futuro que nos espera a los medios de comunicación que damos cobertura al euskera, “negro y en castellano”.
Además asistimos a una clara desafección (cuando no animadversión) hacia el euskera o vascuence en los medios de comunicación de mayor difusión en la Comunidad Foral, de lo que sería paradigma el periódico Diario de Navarra , convertido en portavoz oficioso de UPN, que habría implementado el monocromatismo idiomático en la redacción de sus contenidos propios, relegando al euskera a una presencia testimonial (1 hoja semanal) y quedando los periódicos Berria (único medio impreso íntegro en euskera) así como Noticias de Navarra y Gara como raras avis euskéricas en el infinito páramo castellano en el que se ha convertido la prensa en el territorio foral.
En el plano político, la mayoría parlamentaria UPN-PSN ha defendido hasta el momento el mantenimiento de la zonificación lingüística como garantía del respeto a la pluralidad de Navarra y han rechazado el modelo uniformista aplicado en el País Vasco con la Ley 10/1982 Básica del Euskera para logar “una euskaldunización dirigida de todo el territorio”, por lo que los cotos lingüísticos virtuales e impermeables a toda influencia externa implementados en 1986 en Navarra por la ley del Vascuence aún permanecen vigentes aunque con síntomas de resquebrajamiento en sus paredes. Así, el Parlamento de Navarra aprobó el 18 de febrero de 2010 la primera y única modificación hasta la fecha de la Ley Foral del Vascuence, mediante la cual varios ayuntamientos de la Comarca del Sur de Pamplona (Galar, Belascoain y Aranguren) pasaron a incorporarse a la Zona Mixta tras logar mayoría absoluta en la votación de los Plenos de sus respectivos Consistorios.
Aprovechando este precedente y dado que el Parlamento navarro estaría amotinado contra el Gobierno minoritario de Barcina, no sería descartable una nueva modificación de la anacrónica zonificación lingüística implementada hace ya casi 30 años por la Ley del Vascuence que dejaría al territorio foral integrado por una zona vascófona y otra mixta con la consiguiente expansión del mapa radial de los centros de Modelo D por todo Navarra, pues a pesar del impacto mediático del Nafarroa Oinez, la cruda realidad nos demuestra que el euskera en Navarra se encamina lenta pero inexorablemente hacia un progresivo estancamiento (un exigüo incremento del 1,5% de vascoparlantes en los últimos 15 años), ayudado por la asfixia económica, apatía ideológica e inanición laboral, dibujándose un escenario a 30 años en el que quedará reducido a los tradicionales islotes geográficos del Noroeste de Navarra, así como pequeños rodales ideológico-sentimentales esparcidos por diferentes pueblos y ciudades del territorio foral, quedando no obstante la esperanza de que tras las elecciones al Parlamento Foral del 2.015 los actuales partidos políticos de la oposición navarra (junto con la previsible aparición de Podemos), logren evitar el actual declive y posterior fosilización del euskera o vascuence en Navarra, incrementando los fondos económicos y las campañas de promoción del uso del euskera en todos los ámbitos de la sociedad, adoptando medidas para la conservación y expansión de los dialectos del vascuence , promoviendo una discriminación positiva pero racional en el Concurso de Méritos en las oposiciones, modificando la todavía vigente Ley del Vascuence y haciendo en definitiva que el euskera sea un bien cultural y nexo de unión de todos los navarros.
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