En los albores del siglo XXI todos y todas somos conscientes de la importancia de la Economía. Bien sea por una cuestión o por otra, la interdependencia que rige hoy nuestras vidas hace necesario tener unas nociones básicas de economía.
Dejo al lector o lectora que imagine todas esas cuestiones económicas que le afectan en su cotidianidad. Le invito a que piense en la emoción que le genera sentirse desconocedor del significado o de la importancia que dichas cuestiones tienen en su vida. Por ejemplo, recuerde la sensación al firmar aquel contrato de trabajo. Y qué me dice cuando le dijeron que le pagarían según convenio colectivo. A quién le pidió que le descifrara aquella nómina. Cómo se sintió con la letra pequeña de la tarjeta de crédito y las comisiones bancarias. Y cuando estaba con la hipoteca o aquella vez con la revisión del contrato de alquiler según la variación del IPC...
¿Por qué no debe dar igual que nos suban el IVA o que nos suban el IRPF, por qué dicen que a todos no nos afecta por igual las subidas de impuestos?, Al fin y al cabo… ¡qué más da que las partidas presupuestarias públicas en educación e investigación estén entre los porcentajes más bajos del PIB de la UE!... ¿a quién le importa que reflexionemos sobre un sistema fiscal justo y progresivo que persiga el fraude, la evasión y la elusión fiscal de las grandes empresas?...¿para qué nos va a interesar la reforma laboral y el desempleo o el impacto de las políticas monetarias del BCE?
Desde hace unos años, estas cuestiones y algunas más, se estudian y se discuten en las aulas de nuestros institutos en las materias de economía de la ESO y el Bachillerato. Es importante que garanticemos que los y las jóvenes tengan una mínima educación económica crítica que les ayude a desarrollar su capacidad de analizar el mundo y les facilite la toma de decisiones en su vida, de forma consciente y responsable en relación a aquello que están haciendo.
Los poderes económicos, los grandes lobbies bancarios y empresariales, disponen de los recursos necesarios para persuadirnos, modular y dirigir nuestras decisiones económicas en función de sus intereses. Controlan los medios de comunicación y articulan políticas de concertación de precios que nos dificultan el acceso a los bienes y servicios básicos y necesarios en la cantidad y condición que sería adecuada y justa.
Las repercusiones que el modelo de desarrollo y crecimiento económico genera sobre el medio ambiente y las condiciones de vida en nuestro planeta, requiere de estudio, análisis y reflexión por parte de nuestra juventud. Las desigualdades económicas y sociales y el impacto que el modelo económico genera sobre las mujeres, sobre las personas más desfavorecidas y sobre diferentes territorios, exige ser conocido y debatido con nuestros y nuestras jóvenes.
El impacto de las cotizaciones sociales sobre nuestra vida presente y futura, así como sobre la recaudación de la seguridad social y la financiación de las pensiones, es un tema que ha de ser tratado y discutido en nuestras aulas de secundaria.
El papel de las humanidades es imprescindible para construir un mundo más justo y solidario. Pero no olvidemos que la economía puede y ha de ser el instrumento de transformación social que mejore en equidad y justicia nuestras vidas, nuestras comunidades y la vida de este pequeño planeta azul.
Pregúntese, ¿qué economía queremos que se aprenda en el instituto, qué sociedad queremos dejar a las futuras generaciones?.
Pedro Gozalbo Moliner
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