Leonardo de Armas nació en La Habana, Cuba, allí se licenció en Artes Escénicas, en el Instituto Superior de Arte de esta ciudad, se graduó en Clarinete, en la Escuela Nacional de Música, también en La Habana, prosiguió sus estudios en París al seguir los cursos de mimo con el Maestro Laurent Decol. Regresó a su país y allí hizo un Máster de teatro experimental con el Maestro Italiano, Eugenio Barba. Leonardo, Leo, para los conocidos, amigos y saludados, dejó su país y se fue a vivir a Barcelona adonde siguió sus estudios en el mundo del cine haciendo especializaciones en montaje, edición, fotografía y dirección de cine.
A Leonardo de Armas, los que firmamos esta entrevista, le hemos conocido en un pueblo hermoso de la Catalunya Central, un pueblo que tiene 410 habitantes y que saben bien lo que es el turismo pues en su terreno albergan el Monasterio de Santa María de l’Estany donde se puede admirar una joya arquitectónica de estilo románico. Anualmente, personas llegadas de todo el mundo, van a admirar la virgen de estilo románico de su Iglesia y el Claustro, también románico, que desde el año 1931 está considerado Monumento Histórico Artístico.
Leonardo de Armas, llegó a este pueblo de la comarca del Moianès, por casualidad, iba buscando lugares para hacer un trabajo de cine, se le estropeó el coche, tuvo que quedarse en l’Estany y desde ese día se vive en esa pequeña población.
Leonardo, se reencontró en sí mismo, en la casa del prior que hay ubicada al lado de Monasterio lugar donde estuvo hospedado durante un mes, y no sólo buceó en su ser, sino que viendo el paisaje, la gente y el arte que le rodeaba, una voz, no se sabe procedente de qué parte de la vida, le dijo que estaría muy bien que en ese pueblo creara una Escuela de Cine Internacional.
Dado el carácter de noticia que tiene este asunto, hemos hablado con este cubano afincado en esta pequeña comarca de Catalunya, la del Moianès, que se mueve mucho en los verdaderos e intrincados asuntos de la cultura.
Hace veintidós años que vino a Catalunya desde su Cuba natal. Ahora vive en l’Estany, un pequeño pueblo del Moianès. ¿Cómo ha llegado a esta localidad?
Buscaba un espacio para hacer docencia de cine y el coche se nos estropeó al pasar por l’Estany, comencé a preguntar y me decidí a alquilar el edificio del prior, ubicado en el Monasterio, que existe en la población, reconocido por su valor artístico. Me vine en busca de un lugar donde preparar unos cursos, y también para escribir un guión que me habían encargado. Y, ya de paso, saldar temas personales, es ese punto de la vida en el que se te junta todo. Y ahí, en el estudio del prior, estuve un buen tiempo encerrado, intentado salir de un conjunto de realidades que todas explotaron allá.
¿Encontrarse a si mismo le sirvió para comenzar a crear proyectos? Me sirvió para darme cuenta de muchas cosas, lo primero el recapitular y ver que muchas cosas eran posibles. Hay un momento en la vida en que se tiene la oportunidad de hacer más de una cosa. Tuve la necesidad de hacer una parada para hacerme un planteamiento radical de toda mi actividad personal, profesional y humana.
¿Este planteamiento es fruto de su contacto con la gente del pueblo? Inicialmente no. Aproximadamente estuve un mes absolutamente encerrado, esta experiencia me resolvió muchas cosas importantes y me despertó una sensación muy fuerte de agradecimiento. Cuando salí comencé a fijarme en el pueblo, a caminar, y experimenté un deseo súbito de ponerme a filmar. Siempre llevo la cámara conmigo y voy tomando anotaciones: los diafragmas y los distintos recursos que uso, viene a ser el boceto que hacen los pintores. De aquello salió una pequeña obra, un primer documental donde me di cuenta de que en l’Estany hay un amplio porcentaje de artistas de diferentes facetas, contacté rápidamente con ellos, y el resultado fue una obra muy emocional local en la que los artistas, de algún modo, explican qué es l’Estany, una pregunta que yo también me estaba haciendo. En agradecimiento aquel corto lo regale al Ayuntamiento justo cuando faltaba una semana para marcharme. ¿Cuándo rodó el corto pensaba dejar el pueblo? Sí, pero les gustó mucho y me propusieron quedarme unos días más para estrenarlo. Me quedé y estrenamos en la Casa de la Cultura. Fue una catarsis con todo el pueblo como espectadores.
¿Ante esta reacción qué es lo que sintió? Es algo que me cuesta contar, pero me marcó. Me pidieron que me quedará algún tiempo más y hacer aquel documental un poco más amplio. Lo hice así, y el estreno, en el cine del pueblo, fue todo un acontecimiento al que incluso vino TV3, fue una verdadera apoteosis. Cuando estaba rodando se acercó un vecino del pueblo y extrañado me preguntó qué encontraba yo de interesante en aquel pueblo en el que unos a otros se tiran de los pelos. Le contesté que seguiría rodando y ya veríamos el resultado. Después del estreno la misma persona se me acercó y me dijo que cuando la gente se auto reconoce siente que tiene existencia. Ahí me di cuenta de que la idea de crear una escuela de cine tenía sentido, y recordé la historia de la Escuela de Cine de San Antonio de los Baños en Cuba, donde se vio que había un espacio fértil. Así nació en mi país esta escuela internacional en un pueblito, y nunca sabremos si fue casualidad o destino.
Después de todas estas vivencias, ¿ha decidido quedarse en este pueblo? Sí. Después del estreno mayoritario, Marina, una pintora de l’Estany, me encargó un documental personal, también tuvo mucho éxito e incluso en el Colegio de Aparejadores se hicieron dos pases. Yo soy músico, clarinetista, y junto con otros músicos del pueblo dimos un concierto con gran éxito de público en la Iglesia, fue muy emocionante, y todas estas cosas me fueron comprometiendo cada vez más con el pueblo.
¿Barcelona le queda lejos? Me divorcie hace un par de años, y en Barcelona tenía un apartamento que dejé cuando el alcalde de l’Estany me habló que frente a su casa quedaba libre un piso, lo cogí y es ideal para mí, y desde allí puedo compaginar con otros trabajos y llevar adelante el contacto con mis clientes a los que no voy a renunciar. Para mí es importante la decisión de vivir en este pueblo después de hacer una limpieza en mi vida. Emprender implica auto responsabilidad que pasa por una decisión que objetivamente te sitúa frente a todas las circunstancias que estás afrontando como máximo responsable, y ser responsable significa responder a cada una de las cosas que te plantea el proyecto, eso exige mucho coraje, mucha concentración, mucha seriedad, mucha convicción, y exige que cada acción que tú haces es única, es lo más difícil de hacer, creo que es la que de alguna manera adoptan pocos, solo aquellos que sí quieren emprender de verdad cosas lo hacen.
¿En qué momento decide crear una escuela internacional de cine en un pueblo de 410 habitantes? El caldo de cultivo ha venido germinando dentro de mí porque en paralelo a mi trabajo profesional también he hecho docencia, y la experiencia que viví en Cuba la he hecho, en pequeño, de muchas formas, incluso en forma de actividad publicitaria consistente en llevar adelante una experiencia con alumnos, la experiencia consistía en crear una historia que acababa plasmada en un spot. También he dado clases a algunos grupos durante el verano, pero en esta ocasión, en el momento en que ocurre el estreno del documental sobre l’Estany, es cuando un día, sentado junto al Monasterio, de golpe me vino a la cabeza la idea de la creación de la escuela. De pronto descubrí lo que me faltaba por ver, una escuela internacional de cine con el Monasterio como sede y el pueblo como plató. Estamos hablando de una experiencia que hemos probado y vivido, no de un cúmulo de ideas, sino de ideas puestas ya en práctica.
El Monasterio pertenece al Obispado de Vic ¿Cómo recibe la iglesia el proyecto? La Iglesia en sí no es el proyecto, es el accesorio con esta realidad. La Iglesias ve con buenos ojos un proyecto humanista que en su concepción original no se ha construido como una historia de cine en sí misma, sino como un experimento socio económico de una comarca a la que vendrán alumnos de todo el mundo para llevar adelante esta experiencia, la comarca será pionera en la práctica del aprendizaje del cine, con lo que la comarca contará con un servicio más. La escuela puede ser un motor y una identificación para la comarca. En la primera conferencia que di, en Moià, para dar a conocer el proyecto ya se apuntaron siete alumnos, esto es indicativo de que hemos trabajado con un material que conecta con la gente.
Moià es la capital de la comarca y la que tiene mayor población Da igual, pero hay siete alumnos y eso indica que hay interés. Todos los municipios pueden hacer lo que ha hecho Moià, ahora la siguiente fase es llegar a más grupos de personas, la experiencia de Moià ha motivado que con otros seis Ayuntamientos ya tenemos fecha para hacer las conferencias de presentación. Nuestra perspectiva es tener, como mínimo, diez alumnos, con la perspectiva de crear otros grupos si se matriculan más.
¿De dónde salen los profesores? Vienen de otras escuelas y de amigos míos que conozco de trabajar en este medio ya que soy director de cine.
Este es un negocio privado, usted es el director y creador de su empresa, ¿de dónde prevé tener financiación para llevar adelante el proyecto? Estamos ante un experimento pedagógico que se lleva a cabo en una comarca donde cada uno de sus pueblos aporta 600 euros que es la cuota de matriculación de un alumno. El resultado de esta experiencia pedagógica será un spot para la comarca que paga una parte del mismo con las becas de 600 euros que cada uno de los pueblos dará a un alumno vecino del pueblo. El resto de alumnos, no becados, pagaran por su matrícula 600 euros porque estamos en promoción.
Qué interés pueden tener los Ayuntamientos en gastar 600 euros en una beca? Solo pagan la cuota de un alumno, 600 euros, el curso, con una duración de siete semanas, vale 3.000 euros. Yo creo que el resultado puede ser muy positivo para la zona en la que, según he observado, hay un gran carencia de hostales donde la gente pueda quedarse, y eso es así porque la comarca no tiene nada que ofrecer para que la gente se quede.
Y la Escuela podría convertirse , tal vez, en una verdadero motivo para la creación de hoteles y que la gente venga al Moianés. La perspectiva de generar un festival internacional de cine, junto con la Escuela, en el acto se convierte en un motor económico como ha sucedido en todas las ciudades del mundo con eventos como del que estamos hablando. He detectado que la comarca se puede recorrer en coche en media hora, si, como yo imagino, este festival de cine se reparte entre los pueblos de la comarca estás creando un negocio precioso, en cada pueblo puede haber una proyección y un famoso, la gente acudiría y eso podría llamar la atención de los inversionistas. Le garantizo que habría mucha gente que gastaría dinero en eso, además de promocionar todos los trabajos que se harían en relación con la vida directa con la vida real, sería una atracción permanente de imagen para la comarca.
L’Estany está acostumbrado a recibir gentes de todo el mundo que vienen a visitar el Monasterio, y por eso sus habitantes suelen ser gente de mentalidad abierta. Usted viene de Cuba, de otra cultura, ¿cómo compagina esto con la gente del Moianés? Creo que tiene que ver con la estructura local de cada lugar, la experiencia que, a título personal, tuve en l’Estany fue de un enorme feet back. Posteriormente hay que ver cómo se va transmitiendo la información que he ido dando a cada uno de los municipios de la comarca, me consta que en algunos pueblos esa información no se transmitió.
Cuando se accede a cualquier universidad o centro de estudios se hace con el fin de salir, al final de los estudios, con un certificado que acredite los mismos. ¿Cómo van a cubrir este capítulo en la Escuela Internacional de Cine de l’Estany? En cuanto a la titulación la opción mejor, y en la que podemos obtener mejores resultados, es la especialización en grandes máster relacionados con el mundo del cine. Creo que una carrera de cine no se puede hacer, la tienes que trabajar, y en ese sentido estamos en contacto con la Escuela Internacional de Cine de La Habana cotejando sus planes de estudio para ver cómo podemos encajar los nuestros para que ellos puedan ser quienes los homologuen. Sobre este tema hay que dejar claro que estamos en conversaciones avanzadas y de muy buen nivel.
¿Cómo van las conversaciones con el Obispado de Vic, correrán ellos con los gastos de restauración de lo que será la sede de la Escuela? Desde el inicio hemos tenido con el Obispado de Vic un feet back muy bueno, en los formal las conversaciones han sido de alto nivel, lo mismo que las atenciones con las que nos han recibido. Han sido muy correctos, ponderados y muy claros con nosotros, el diálogo siempre ha sido sobre la base de trabajar y avanzar juntos.
¿Nunca le han puesto problemas? Desde el primer día todo ha sido muy claro, no he tenido que sufrir temas de los que atañen a la Iglesia, nunca he padecido aquella frase que dice: “Con la Iglesia hemos topado”. Si que he de decir que este no ha sido un logro personal ni que yo soy un milagrero, pero lo cierto es que estamos comprometidos en un proyecto que está ahí y que en eso coincidimos. ¿Cree que el Obispado estaba esperando un proyecto como el suyo? Si, el primer día que nos vimos me dijeron que habían hecho una ponencia en Roma en la que plateaban la realización de algunos actos que dieran cobertura a celebraciones sobre el siglo XXI. Y de la misma forma que el Obispado de Vic se convirtió en un motor para la zona nosotros estamos planteando que nuestra escuela pudiera colaborar con alguna Universidad afincada en el territorio más cercano, nuestra idea es que de nuestras aulas salgan máster más o menos tipo Esade de Barcelona, pero desde L’Estany.
¿Qué ofrecen a sus alumnos? Esta empresa que ahora iniciamos desde el principio cuenta con la riqueza cultural de la zona en la que ha nacido. En todas las escuelas lo que se busca es que el alumno apruebe unos exámenes después de convertirse en un técnico competente con la esperanza de encontrar un trabajo. Es una promesa bastante responsable que ofrece un área de seguridad, pero ninguna escuela enseña a buscarse la vida, a desarrollar el valor de tomar decisiones. Esto es lo que la Escuela de Cine de l’Estany procura enseñar, nuestra base es humanista y se basa en las historias de la gente del pueblo.
¿Habrá posibilidades de intercambio de estudiantes con la escuela de cine de La Habana? Sí, hemos barajado esta posibilidad, queremos crear vínculos de experiencia para los alumnos y crear un ambiente muy bonito entre la Habana y l’Estany, estoy en contacto para ver si pueden venir profesores de la Habana a nuestra escuela, en la Habana conocen perfectamente nuestro modelo porque saben que ya se ha experimentado con el suyo.
En el Moianès puede haber quién diga que esta escuela no les interesa A este país se le llama Península Ibérica, no entremos en la polémica de si España o lo que sea, pero hay una Península Ibérica que tiene un montón de naciones, ¿no?, parece que en algunos hay envidia, dicen que es un mal nacional, bueno, muy bien, supongamos que a alguien no le guste el proyecto, puede ser, ¿y qué?, es normal, objetivamente hablando nuestro proyecto es bastante transparente, si lo quieres establecer en una sociedad se lo cuentas a la gente y esto se ha hecho así, hemos ido, persona a persona, pueblo a pueblo, explicando el proyecto, y hemos demostrado que funciona. Hay algunos a los que no gusta, algunos tienen un cierto resquemor ante el proyecto. Lo único que puedo decir es que en la mayoría de la gente, por no decir en el cien por cien, la respuesta siempre ha sido impactante y positiva.
Esta entrevista se realizó antes de que se decretara el estado de alarma.
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