Por espacios fijos entendemos aquellos recintos de los que disponen las instituciones públicas y privadas para realizar sus actos. Por ejemplo, el salón de plenos del ayuntamiento, la sala de juntas de una institución o la de conferencias de una empresa.
Los espacios polivalentes son los que pueden albergar diferentes actos y suelen ser de decoración sencilla y mobiliario versátil para poder organizar cualquier tipo de evento. Podemos citar los palacios de congresos o recintos feriales.
Finalmente, la finalidad del espacio efímero no es celebrar o acoger actos. Sin embargo, pueden organizarse por motivos concretos y determinados. Nos referimos a la calle o las estaciones de Renfe.
La crisis sanitaria que estamos sufriendo ha ocasionado, por desgracia, que algunos espacios cambien su identidad para dar respuesta a la problemática actual.
Estamos viendo como un recinto ferial, como IFEMA, se ha convertido en un hospital de campaña con relativa facilidad gracias a su condición de espacio polivalente.
También son cada vez más los hoteles que se están transformando en centros hospitalarios, adaptando sus espacios fijos a la nueva finalidad del inmueble convirtiéndose en hoteles medicalizados.
Los accesos o aparcamientos de hospitales como el de La Paz de Madrid o el Hospital Universitario de Burgos, están sufriendo modificaciones debido a la instalación de carpas de apoyo sanitario. Se trata de un ejemplo más de cómo un espacio efímero concebido para, por ejemplo, aparcar coches puede albergar un espacio para atender pacientes con supuestos síntomas de coronavirus.
Aunque en España no hay casos, y esperemos que no se lleguen a producir, hemos podido ver imágenes de cómo Italia ha tenido que transformar iglesias en cámaras mortuorias prestando ayuda, de este modo, a los hospitales.
La pandemia del COVID-19 ha mutado la sanidad, la política, el empleo, la religión, las relaciones sociales e, incluso, nuestros espacios físicos. Confiemos que no mine nuestro amor al prójimo, sino al contrario que nos ayude a practicad las virtudes tal y como nos enseña la Segunda Carta de San Pedro: «Por eso debéis esforzaros en añadir a vuestra fe virtud, a la virtud ciencia, a la ciencia templanza, a la templanza paciencia, a la paciencia piedad, a la piedad cariño fraterno, al cariño fraterno amor».
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