El miedo a la pandemia del COVID-19 ha infectado a Hollywood y el mundo del cine. Sus consecuencias se han notado de manera inmediata en la industria del entretenimiento, donde se han paralizado rodajes, se retrasaron estrenos y se cerraron todas las salas de cine.
En este contexto, Rollyhoo ha conseguido mantener su modelo de negocio de forma rentable y con autonomía financiera, basado en la inversión, el network marketing y la producción cinematográfica. De esta forma, se convierte en un pionero en un momento donde la industria audiovisual mundial se encuentra en crisis.
Los distintos modos de financiar una producción audiovisual siempre han sido el talón de Aquiles de la industria del cine. En el contexto actual y con la expansión del COVID-19 en todo el mundo, mucho más.
Rollyhoo, la primera productora de cine participativa del mundo, está logrando expandir su modelo de negocio rentable y con autonomía financiera, para transformar la industria del cine en momentos donde el sector audiovisual se encuentra golpeado. Esto lo logra gracias al trabajo en equipo, las nuevas tecnologías y el network marketing. "El objetivo principal, en estos casos, es unirnos para conseguir el coste de producción que se requiere para hacer cine. Cada uno de nuestros socios obtienen activos que verán compensados en el momento de explotación de los proyectos”, señala Tony Higueruelo, CEO fundador de Rollyhoo. Y agrega: “es una forma de hacer un buen uso de internet y los avances tecnológicos, sin salir de casa, para poder obtener algo tan valioso en situaciones como la que estamos viviendo, y comenzar un negocio independiente de la mano de Rollyhoo.”
Las pérdidas en el sector se estiman alrededor de los 3.000 millones de euros, solo en España. Los retrasos en los rodajes y estrenos importantes, el cierre de salas de cine y el aumento de usuarios en plataformas de streaming como Netflix y Amazon Prime castigan sin tregua a una industria cinematográfica que solo ve esperanza en nuevos modelos de negocio, como el de Rollyhoo.
Invertir en cine en tiempos de crisis
En lo que va de la crisis en España, se han parado más de 30 películas que se encontraban en rodaje o en proceso de postproducción. Los nervios del sector se extienden no sólo a las empresas distribuidoras y encargadas de exhibir las películas, sino también de los grandes inversores que necesitan los estrenos para generar un retorno.
Con Rollyhoo, cualquier persona tiene la oportunidad de invertir en cine, sin necesidad de salir de casa y atendiendo las obligaciones impuestas por el Gobierno en el Real Decreto. Esto se puede hacer como inversor y como BeRolly, que cuenta con categoría de socio-inversor. La inversión económica en el proyecto puede ser a partir de 100 euros, que otorga derecho a una parte de los beneficios de la explotación del filme; o más elevada, a partir de 30.000 euros, donde, además de los beneficios, se obtiene una deducción fiscal a través de una Agrupación de Interés Económico.
“Nosotros hace dos años decidimos dejar de quejarnos y empezar a diseñar un sistema por el cuál pudiéramos democratizar el sector. De momento, estamos notando un incremento del interés y de los registros de usuarios en nuestra plataforma”, reafirma Higueruelo.
La otra opción, convertirse en BeRolly o promotor del proyecto, es la iniciativa para captar nuevos socios e inversores que contribuyan a la financiación de las películas, convirtiéndose en un modelo esperanzador dentro de un sector tan castigado.
|