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¿Un Presidente que no consulta?

Bush se mostró acertado
Paul G. Kengor
martes, 4 de noviembre de 2014, 09:04 h (CET)
El colectivo Instituto de Transparencia Pœblica recoge en su último informe que el Presidente Obama sigue saltándose la gran mayoría de sus Desayunos Informativos presidenciales. Es un dato asombroso, que vio la luz por primera vez hace dos años y que ahora se actualiza y confirma. Es peor que acabe de saberse que de igual forma, Obama no consulta con su predecesor en la Casa Blanca. Combinadas, estas informaciones pintan un retrato muy preocupante.

Recapitulando: En septiembre de 2012, el Instituto de Transparencia Pública difundió un estudio que revelaba que nuestro presidente no había asistido a un solo Desayuno Informativo durante la semana previa a los aniversarios del 11 de Septiembre, a pesar del enorme descontento en el mundo árabe y del hecho evidente de que se acercaba otro aniversario del 11 de Septiembre (es decir, el nivel de alerta más elevado). Y aun así, el Presidente no asistió a una sóla sesión informativa aquella semana. De hecho, Obama apenas asistió al 43,8 por ciento de sus sesiones durante las 1.225 primeras jornadas de su administración. Durante el año 2012, estuvo presente en poco más de la tercera parte.

Esto es indignante e inaceptable en el caso de cualquier presidente. No sólo es imprudente desde el punto de vista de la seguridad nacional sino también desde el político, sobre todo viniendo de un presidente criticado con frecuencia por pasar demasiado tiempo de vacaciones y celebrar actos electorales y recaudaciones de fondos y precipitarse a jugar al golf justo después de conocerse decapitaciones y accidentes aŽreos.

De manera que el dato es ya de por sí malo. Al parecer, el problema sigue manifestándose. El Instituto de Transparencia Pœblica ha actualizado ya su informe y concluye que el Presidente se ha ausentado de más de la mitad de las sesiones informativas de su segunda legislatura, aprendiendo obviamente poco (o nada) de la primera. El caballero se ha saltado cientos de sesiones diarias. Estas revelaciones llegan en medio de un clima de fuertes críticas a los métodos de Obama, vertidas por altos funcionarios de la administración, el ex director de la CIA León Panetta y el ex Secretario de Defensa Robert Gates entre otros.

En comparación, el Presidente George W. Bush no solamente no faltaba a las Sesiones Informativas sino que en realidad extendió la práctica a seis consultas semanales.

Hablando de Bush, el ex presidente fue entrevistado hace poco por el periodista Brian Kilmeade en Fox News. De ahí sabemos que se conoce que Obama nunca pide consejo a Bush. ¿Bush dijo no haber tenido noticias del Presidente Obama menos cuando el Presidente le llamó con la noticia de que Osama bin Laden había sido eliminado?, recoge la Fox. Bush informó a Kilmeade: "No ha llamado casi nunca, no pasa nada. No hiere mi amor propio. Es la decisión que ha tomado. Los presidentes tienden a confiar en las personas que eligen y yo lo entiendo".

Bush se mostró acertado. Y en la medida que puedo decir de mis investigaciones, lo que dijo es exacto. Obama no consulta con su antecesor.

La Fox añade que Bush habría dicho que "yo solía hablar con regularidad con mi predecesor, Bill Clinton, estando en el cargo".

Por supuesto que sí. Todos los presidentes titulares se comunican y consultan con los presidentes anteriores. Así son las cosas. Lo hacen como mínimo por cortesía y por necesidad en el mejor de los casos. La persona que ha pasado por el Despacho Oval antes que tœ tiene un valioso punto de vista. Si Obama hubiera consultado con George W. Bush el tema de Irak, habría sabido algo particularmente útil, sobre todo teniendo en cuenta lo mucho que malogró la situación retirando de manera prematura los efectivos estadounidenses y despejando el terreno de forma involuntaria al Estado Isl‡mico de Irak y Siria.

De hecho, en rueda de prensa el 12 de julio de 2007, Bush dijo que retirarse prematuramente de Irak "significaría rendir el futuro de Irak" y "significaría exponernos a masacres multitudinarias a una escala espantosa. Significaría permitir que los terroristas crearan un refugio en Irak para reemplazar el perdido en Afganistán. Significaría elevar la probabilidad de que las tropas estadounidenses tuvieran que volver en alguna fecha futura a plantar cara a un enemigo todavía más peligroso".

Eso es exactamente lo que sucedió. Bush lo predijo con exactitud. Que los presidentes en el poder dediquen tiempo a consultar con regularidad con los ex presidentes tiene razón de ser. Es una tradici—n consagrada. Como excelente y rotunda crónica, consulte con la obra de referencia de los veteranos periodistas de la revista TIME Michael Duffy y Nancy Gibbs "El club de los Presidentes". Contiene un párrafo tras otro de presidentes que consultan a otros presidentes. Sus capítulos son largos, aunque la edición revisada contendrá sin duda un capítulo relativamente corto acerca del presidente actual.

¿Por qué está sucediendo entonces esto? ¿Por qué nuestro actual Presidente no consulta con su antecesor, ni siquiera a diario con los expertos consultados en sus desayunos informativos? Me doy cuenta que los defensores de Obama entre la extrema izquierda desprecian a George W. Bush, pero no pueden despreciar a la ligera al elenco de expertos profesionales del ejército y la Inteligencia curtidos, formados y entrenados que se presentan para ser consultados.

¿Por qué parece despreciar tales consejos este presidente?

Es una pregunta preocupante que inevitablemente incide en la personalidad y la mentalidad del caballero. En ese sentido, no sé lo suficiente y sólo puedo especular. Pero tengo claro esto: El rechazo de tales consejos por parte del Presidente Obama se manifiesta claramente en su política exterior.

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