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En un pequeño barrio, Ana y su vecino Carlos se encontraban siempre en desacuerdo. El motivo, aunque trivial, era el ruido que Carlos hacía cada mañana al sacar su motocicleta. Ana, molesta, comenzó a evitar saludarlo y a comentar con otros vecinos lo molesto que le resultaba. Carlos, al enterarse, asumió que Ana simplemente le tenía manía. Las cosas escalaron rápidamente: Carlos se volvió más ruidoso y Ana más agresiva con sus quejas.
El manipulador emocional es, en esencia, un estratega de lo humano, un mercader del alma ajena, cuyo objetivo es someter voluntades y saquear la libertad de quienes tienen la desgracia de cruzarse en su camino. No es un ladrón de ocasión, ni un bruto que fuerza puertas; es un maestro del artificio, un alquimista de sombras que convierte tus certezas en arena entre los dedos.
Para una persona hablar o gesticular sola en un escenario frente a una audiencia es uno de los mayores desafíos que los consume desde adentro. Es inevitable expresar inseguridad y miedo al juicio de los demás. Así como la existencia de síntomas físicos como temblores, sudor frío, dolor de estómago y olvido de qué decir en público. ¿Es fácil hablar en público?
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