La afectación del pie y tobillo en los pacientes con enfermedades inflamatorias es muy común, y su frecuencia y severidad aumenta con la duración de la enfermedad. En concreto, más del 85% de los pacientes con artritis reumatoide tienen dolor en el pie durante el curso de la enfermedad, y en el primer año del diagnóstico hasta el 57% de los mismos informan de dolor. A los diez años de enfermedad reumática, las alteraciones del pie y tobillo alcanza cerca del 100% de los pacientes, según se puso de manifiesto durante la III edición del Curso teórico práctico de exploración y patología del pie de la Sociedad Española de Reumatología.
Las Dras. Mª Pilar Macarrón y la Margarita Blanco, coordinadoras del curso, y Reumatólogas del Hospital clínico San Carlos han señalado que “el cuadro clínico más frecuente es la metatarsalgia, especialmente en la artritis reumatoide (AR) tanto en las fases iniciales de la enfermedad como en las tardías, así como la afectación tendinosa, siendo los tendones del tobillo medial los más dañados. También en la artritis psoriásica y en el resto de las espondiloartropatías la afectación articular y de las entesis del pie son muy frecuentes. Y tampoco se debe olvidar a la gota, que tiene una expresión muy marcada en estas articulaciones”. Estos reumatismos crónicos, si no son precozmente diagnosticados y tratados van a tener una repercusión en la estructura del pie y, por ello, un empeoramiento de la sintomatología del paciente.
Por su parte, las Dras. Maria Luz González Y Rosario Morales, profesoras de la facultad de Enfermería, fisioterapia y Podología, han destacado que la afectación tendinosa es una de las más incapacitantes, debido a que los tendones están íntimamente ligados al movimiento y a que el deterioro tendinoso repercute en la estructura del pie, incrementando la sintomatología general. No obstante, ha añadido: “las talalgias y metatarsalgias en su fase aguda también son muy invalidantes pues originan que la persona evite el apoyo para no tener dolor. En general, todas las patologías que producen dolor y reducen la movilidad de los pacientes disminuyen su calidad de vida”.
Como recomendaciones a los afectados, las especialistas insisten en que consulten sus síntomas lo antes posible con su reumatólogo, que sigan sus indicaciones sobre el calzado más adecuado y eviten el sobrepeso. En caso de alteraciones estructurales del pie, tales como pie cavo/plano, si van a realizar un deporte es fundamental que consulten sobre si es idóneo o no para ellos y adecuar el calzado.
Papel de los profesionales sanitarios
En este tipo de dolencias el papel del reumatólogo se centra en poder realizar un diagnóstico precoz mediante la exploración clínica y las técnicas de imagen. Por tanto, es muy importante estar atento a la clínica del pie y tobillo para detectar la afectación articular, tendinosa y las alteraciones estructurales del pie. De esta forma se puede iniciar un tratamiento específico lo antes posible, ha afirmado la Dra. Macarrón.
Por otra parte, es necesario llevar a cabo una valoración por el podólogo cuando el paciente a pesar de tener controlada la actividad de la enfermedad con fármacos específicos no mejora, continuando con la sintomatología en el pie. En este sentido, “el podólogo, valorará y aconsejará de forma personalizada la necesidad de tratamiento ortopodológico (aplicación de plantillas y modificaciones en el calzado)”, ha indicado la Dra. Blanco.
Retos y formación en este ámbito
Asimismo, ambas especialistas sostienen que estas lesiones están infradiagnosticadas en los pacientes reumáticos en nuestro país debido a que es una región de una gran complejidad anatómica y biomecánica, donde existen muchas estructuras que potencialmente pueden ser origen de patología. Por tanto, -han puntualizado- “esta región requiere de una especial pericia en la exploración e interpretación de las pruebas complementarias para llegar a un diagnóstico preciso”.
A juicio de las coordinadoras del curso, que contó con la colaboración de Nordic, “los principales retos en este ámbito se centran en el conocimiento de la anatomía y biomecánica del pie, así como en conseguir un abordaje multidisciplinar de su patología”.
En esta línea, también han resaltado que el abordaje multidisciplinar permite tener un mejor conocimiento y una perspectiva más amplia de las patologías del pie y su tratamiento. Además, las técnicas de valoración y los tratamientos funcionales específicos del pie y tobillo, que son habituales en el ámbito de la Podología, son menos conocidas entre los reumatólogos.
|