Esta calificación no es de ayer ni de hoy. En un año bisiesto se inventó la guillotina, fallecieron Shakespeare y Cervantes, se hundió el Titanic y otras muchas desgracias hasta llegar a este año 2020 que hasta ahora nada más que nos ha dado disgustos. Muchas coincidencias.
Dirán mis lectores que “menuda buena noticia”. No se asusten, este título es una especie de entradilla para ponernos en situación. “No hay mal que cien años dure”, dice el refrán. Los malpensados continúan diciendo: “ni cuerpo que lo resista”. Y aquí viene La buena noticia de hoy. Hemos resistido.
Podemos constatar que además de cuantos han permitido que sobrevivamos estos tres meses (sanitarios, fuerzas de seguridad, transportistas, tiendas de alimentación, etc.), tenemos que reconocer que los que nos hemos pasado este trimestre confinados en casa, nos hemos portado de una forma extraordinaria. Esto ha permitido parar, templar y mandar el bicho, a hacer puñetas (por el momento).
La humanidad ha salido reforzada de este terrible problema. A escala más cercana, los españoles, andaluces y malagueños nos hemos portado. Hemos aprendido cosas que teníamos olvidadas, hemos recuperado viejas y buenas costumbres; sin tocarnos, hemos estado más cerca que nunca, hemos aplaudido cada día a los que nos estaban ayudando desde fuera, hemos vuelto a conectar con amigos casi perdidos, y nos hemos acercado más a Dios. Al dios de cada uno. Las casas han sido, por lo general, un ejemplo de convivencia entre los cónyuges y las distintas generaciones. En una palabra, somos mejores. A ver si nos dura.
Resumiendo hemos aprendido de nuevo a querer. A querer a cambio de nada. A sonreír. A manifestar públicamente nuestros sentimientos. A creer en la humanidad. ¡Qué buena noticia!
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