Equipos mínimos, uso de guantes y mascarillas, constante desinfección de las instalaciones y equipos individuales de maquillaje y sonido, son algunas de las obligaciones que se plantean en las guías elaboradas por el sector audiovisual.
Pese a la crisis, los productores han tenido que volver al trabajo rápidamente, sobre todo porque los consumidores demandan contenido nuevo. En este contexto, se estima que la subida del coste de las producciones sea del 7% al 10%, respecto al año anterior.
El fin del Estado de Alarma se acerca y el sector audiovisual ha reactivado las grabaciones, por un lado en el set de televisión y, por el otro, con el avance de algunos capítulos de series y sitcoms. En el caso del cine, la incertidumbre que genera el sobrecoste de las producciones ha puesto en jaque al sector.
Pese a ello, y según el último estudio de Simon-Kucher & Partners, nueve de cada diez espectadores estaría dispuesto a volver al cine este verano pero solo el 20 % lo haría en las próximas semanas. Además, el parón no ha afectado las ganas del cliente por volver a acudir a las salas de cine, sino más bien lo contrario.
“Los sobrecostes, sin duda, han sido un duro golpe para el sector y nos han obligado a readaptar los calendarios de las producciones y las historias por contar”, señala Tony Higueruelo, CEO fundador de Rollyhoo. Y agrega: “se deberán tomar un sinfín de precauciones y muchas escenas con abrazos o besos serán suprimidas para limitar los riesgos”.
Actualmente, las pérdidas en el sector se estiman alrededor de los 300 millones de euros, solo en España. Pese a ello, y tras un 2019 histórico para la industria del cine en España, con ingresos cercanos a los 625 millones de euros, las salas de cine se han convertido en una de las mejores opciones de ocio fuera de casa, y no parece que la tendencia vaya a cambiar tras la crisis.
Nuevas medidas que elevan los costos
En lo que va de la crisis en España, se han parado más de 30 películas que se encontraban en rodaje o en proceso de postproducción. Los nervios del sector se han extendido a las empresas distribuidoras y encargadas de exhibir las películas y a los productores, que necesitan los estrenos para generar un retorno de la inversión.
“Las guías elaboradas por el sector y los protocolos creados para comenzar a filmar son casi utópicos. No sólo generan un aumento de los costes, sino que se convierten en procesos difíciles y que extienden la duración de los días de filmación”, afirma Higueruelo.
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