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Interminable crisis construida sobre la arena del desierto

Las violaciones de los derechos humanos en los campamentos de Tinduf son las últimas boqueadas de una crisis cuyos cimientos son las arenas del desierto
Luis Agüero Wagner
viernes, 19 de junio de 2020, 09:29 h (CET)

Una longeva crisis, la más antigua del mundo en materia de fronteras, sigue dando que hablar sobre todo en materia de violaciones de Derechos Humanos a una población indefensa y paupérrima, que una banda separatista cargada de codicia ha convertido en mendigos de la ayuda internacional y esclavos de sus propios intereses crematísticos.

El especialista noruego Eric Cameron, presidente de la ONG World Action for Refugees, subrayó la responsabilidad imprescriptible de Argelia en la situación humanitaria en los campamentos de Tinduf explicando que Argelia ha delegado la autoridad al «polisario» sobre parte de su territorio. La determinación constituye una franca violación de la Convención de 1951, sobre el Estatuto de los Refugiados, y también de su Protocolo de 1967, así como de todas las conclusiones del Comité Ejecutivo del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para este tipo de problemas.


Esta situación excepcional bajo el derecho internacional humanitario permite al « polisario » transgresiones sistemáticas de los derechos humanos en los campos de Tinduf, donde esta banda separatista sofoca cruelmente cualquier desafío al ilegítimo poder que en realidad constituye una graciosa concesión de la dictadura argelina.

El experto escandinavo también remarca en su reporte la escandalosa malversación de las donaciones y ayuda humanitaria destinada a los refugiados de Tinduf, que muchas veces reciben alimentos adulterados y sufren otras iniquidades de las cuales las autoridades argelinas y sus cómplices del Polisario son responsables.

Estos desvíos ya fueron comprobados oficialmente por el Alto Comisionado y organismos como la Comisión Europea de Lucha contra el fraude, publicado en los periódicos más importantes de Europa. Estos reportes oficiales confirmaron y documentaron que importantes volúmenes de la ayuda humanitaria acaba siendo vendida en mercados de Argelia, Mauritania o Mali.

Hace ya casi dos décadas, en el año 2003, la Dirección General de Protección Civil y Operaciones de Ayuda Humanitaria de la Comisión Europea, sancionó estos fraudes reduciendo a la mitad la cooperación humanitaria con los campamentos de Tinduf.

En medio del escándalo de mujeres secuestradas y retenidas contra su voluntad en esos campamentos, y el declive del otrora eficiente aparato propagandístico de los separatistas, otras organizaciones como Lumière et Justice levantaron su voz indignada contra este despojo que invoca la falsa bandera del altruismo.

La desviación sistemática y con impunidad de la ayuda humanitaria solo es posible por la obstinada negativa de Argelia a permitir un censo de las poblaciones de los campamentos de Tinduf, desafiando todas las resoluciones adoptadas desde 2011 por el Consejo de Seguridad. Sin embargo, dijo, el censo es un mecanismo fundamental de protección y una obligación legal del ACNUR.

El noruego Cameron recordó en este contexto que el Parlamento Europeo denunció en una vía resolución adoptada el 29 de abril de 2015, la ausencia de un censo de las poblaciones de los campamentos de Tinduf constituyendo un caso absolutamente anómalo pues hace tres décadas la ACNUR viene monitoreando la zona argelina cedida a un estado sin territorio ni autoridades soberanas.

La organización escandinava expresó además su congoja por el sombrío destino que depara a la población de estos campamentos en caso de propagarse en su seno la actual pandemia Covid-19, dado que Argelia se ha lavado las manos al respecto.

Las marionetas que inspira, financia y sufraga cediéndoles parte de su territorio con el afán de perjudicar al Reino de Marruecos, constituyen exponentes jubilados de un grupo armado devenido en aparato propagandístico que solo sabe malversar ayuda humanitaria.

Este subproducto de los contubernios entre este y oeste durante la guerra fría, carece de legitimidad, autoridad, capacidad y conocimiento para proteger al abigarrado grupo de refugiados que pretende representar, ante la presente crisis epidemiológica.

Pero no se puede hablar de lo irrealizable puesto que ni siquiera tienen lo primordial que son las intenciones.

Aferrados más a un medio de supervivencia en un mundo que ya no desean ni pueden entender, es lógico que cada día que pasa los acerca más a un destino inexorable: la autodestrucción.
Todos los caminos conducen ese mismo lugar cuando se habla de una torre de control sin pista de aterrizaje, levantada sobre las arenas del desierto. LAW

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