En las últimas semanas, han sido numerosos los estudios liderados por equipos de neurólogos españoles que han sido publicados en las principales publicaciones científicas de ámbito nacional e internacional sobre los síntomas neurológicos detectados en pacientes con COVID-19. La Sociedad Española de Neurología (SEN) ha querido realizar una revisión de los principales hallazgos de estos estudios -principalmente se han tenido en cuenta aquellos que han contado con un mayor número de pacientes para su realización- con el objetivo de determinar el alcance de la afección neurológica entre la población española que ha padecido COVID-19.
De acuerdo a los datos obtenidos por el registro español ALBACOVID, que acaba de ser publicado en la revista Neurology, más de un 57% de los pacientes hospitalizados por COVID-19 desarrollaron algún síntoma neurológico. Además, las complicaciones neurológicas supusieron la causa principal de muerte en el 4% de los fallecidos por coronavirus.
El registro ALBACOVID, realizado en el mes de marzo entre todos los hospitalizados por COVID-19 en la provincia de Albacete – y que es el más extenso que se ha publicado hasta la fecha a nivel internacional, pues revisa un total de 841 pacientes- destaca que, en comparación con otros estudios internacionales, los pacientes desarrollan más comorbilidad además de un mayor porcentaje de síntomas neurológicos: el principal estudio que se ha realizado en China apuntaba que un 36% de los pacientes de COVID-19 presentaban síntomas neurológicos, frente al 57% que ha registrado este estudio español.
“Del registro ALBACOVID se desprende que las manifestaciones neurológicas son más comunes de lo que se pensaba en pacientes hospitalizados con COVID-19. Además, el hecho de que para la realización de este registro se haya contado con un mayor número de pacientes, respecto a otros estudios que se han llevado a cabo en otros países, nos hace pensar que los datos de este registro son los más aproximados, o al menos en lo relativo a la población española”, destaca el Dr. José Miguel Lainez, Presidente de la Sociedad Española de Neurología (SEN). “Así pues, desde la SEN recomendamos que los sanitarios mantengan una estrecha vigilancia neurológica sobre los pacientes afectados por SARS-CoV-2 para reconocer de forma precoz posibles complicaciones del sistema nervioso”.
Principales síntomas neurológicos
Desde el inicio de la pandemia, la SEN está llevando a cabo el Registro COVID-19, con las aportaciones voluntarias de todos aquellos neurólogos que han detectado síntomas neurológicos en pacientes con COVID-19. Aunque aún está en elaboración, las manifestaciones neurológicas más frecuentes recogidas son: síndrome confusional o encefalopatía leve-moderada, ictus, anosmia/hiposmia, cefaleas y epilepsia. No obstante, los neurólogos españoles también han atendido otros casos, aunque menos frecuentes, de encefalopatía grave o coma, encefalitis, polirradiculoneuropatías, trastornos del movimiento, parálisis facial o parálisis de nervios oculomotores.
“Mientras que algunos síntomas inespecíficos como el dolor de cabeza o los mareos pueden estar asociados directamente con la infección por el virus, creemos que algunas complicaciones neurológicas de la COVID–19, sobre todo las más graves, se producen como consecuencia de la hiperactivación del sistema inmune, la conocida como ‘tormenta de citoquinas’, por lo que también se pueden esperar complicaciones autoinmunes por la respuesta inmunológica, más que del propio virus", explica el Dr. José Miguel Lainez.
De acuerdo al registro ALBACOVID, el 57,4% de los pacientes hospitalizados por COVID-19 desarrolló algún síntoma neurológico y en el 2,5% de los casos fue alguno de estos síntomas lo que llevó a los pacientes a acudir a Urgencias. Entre los llamados síntomas inespecíficos: mialgias (17,2%), dolor de cabeza (14,1%) y mareos o inestabilidad (6,1%) estuvieron presentes principalmente en las primeras etapas de la infección. Por otra parte, la anosmia o pérdida de olfato (4,9%) y la disgeusia o alteración del sentido del gusto (6,2%) fueron síntomas que también estuvieron presentes en las primeras etapas de la enfermedad, fueron más frecuentes en casos menos graves y en un 60% de los casos, fue la primera manifestación clínica de la infección. Además, casi un 20% de los hospitalizados sufrieron algún trastorno de la conciencia (19,6%), aunque principalmente este síntoma estuvo presente en pacientes de edad avanzada y con COVID-19 grave y avanzado. También se registraron otros síntomas más graves y más específicos desde el ámbito de Neurología como miopatías (3,1%), disautonomía (2,5%), enfermedad cerebrovasclar (1,7%), convulsiones (0,7%) y trastornos del movimiento (0,7%).
Por otra parte, y aunque menos frecuentes, el registro ALBACOVID también registró algún caso de encefalitis, síndrome de Guillain-Barré y de neuritis óptica. Asimismo, un 20% de los pacientes desarrolló síntomas neuropsiquiátricos, principalmente insomnio, ansiedad, depresión y psicosis. “Además, en nuestro estudio también se constata que la obesidad es un factor de riesgo de gravedad por encima del resto, posiblemente porque el paciente con obesidad tiene menor capacidad ventilatoria y, por otra parte, una mayor facilidad para responder con una respuesta inmunitaria excesiva”, señala el Dr. Tomás Segura, uno de los principales responsables del registro ALBACOVID.
Precisamente sobre la anosmia y la disgeusia también se ha publicado otro estudio español en la revista Frontiers in Public Health, realizado en 909 pacientes de Madrid con infección SARS-CoV-2 y con alteraciones en el gusto y en el olfato. Llamativamente, el 54% de estos pacientes no padeció ni congestión nasal ni moco.
Sobre las cefaleas, otro estudio -aceptado, pero aún pendiente de publicación por la revista Headache- realizado en 112 sanitarios españoles con infección SARS-CoV-2 que presentaron dolor de cabeza durante el curso de la enfermedad, destaca que más del 73% de las personas que desarrollaron este síntoma no tenían antecedentes previos de dolor de cabeza. Los episodios de cefalea, independientemente de la fiebre, se presentan alrededor del tercer día desde el inicio de los síntomas, empeoran con la actividad física o los movimientos de la cabeza y son más agudos en aquellas personas con antecedentes previos de migraña.
Y respecto a las enfermedades cerebrovasculares, señalar que otro estudio más amplio realizado también en Albacete– en 50 días y respecto a 1.683 ingresos de pacientes con COVID-19-, que acaba de ser publicado en la revista Brain- destaca que un 1,4% de los pacientes ingresados desarrollaron enfermedad cerebrovascular: el 74% de los casos correspondieron a casos de ictus isquémicos y el 22% a ictus hemorrágicos. Asimismo, una revisión sistemática publicada en la revista Neurología destaca que tener antecedentes de ictus aumenta 3 veces el riesgo de fallecer por COVID-19; y un estudio internacional, con importante participación española, publicado en la revista Stroke, sugiere que los ictus isquémicos asociados al COVID-19 son más graves, conllevan una mayor discapacidad y una mayor mortalidad que los ictus isquémicos no COVID-19.
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