Es el principal sospechoso de los numerosos atropellos de gatos, con consecuencia mortal, que están ocurriendo en el pueblo de Alcossebre, Castellón, según detalla la asociación Felinos de Alcossebre: un hombre de unos 45 años que vive todo el año en Alcossebre. "Este individuo se jactaba públicamente de que atropellaba gatos porque le molestaban y expresaba su repudio por nuestra Asociación", indica la protectora. Y nos cuenta que el hecho "se comunicó a la policía local".
Los atropellos se producen en el Camí l’Atall, donde aunque la velocidad es de 50 Km/h o 30 KM/h según los tramos, algunos vehículos incluso duplican estas cifras.
En su comunicado sobre el hecho en su página facebook, Felinos de Alcossebre denuncia que "desde que acabó el confinamiento tenemos que lamentar 4 atropellos mortales en Camí l’Atall y otro en la calle Barquer. Excepto uno, todos los demás han sucedido en este último mes, son más habituales por la noche y madrugada, pero también suceden por el día".
La protectora ha denunciado esta situación al ayuntamiento de Alcossebre, para que la resuelva, como le es de obligación. El ayuntamiento dijo que avisaría a la policía para que se pasee por la zona en cuestión con mayor asiduidad. (Volvemos a esto al final del texto.)
Felinos de Alcossebre protestan respecto a que "Estamos hablando de un doble delito: contra la seguridad vial y otro de maltrato animal por atropello de gatos con consecuencias mortales. Hablamos desde la seguridad de que la mayoría de estos atropellos son intencionados por la forma en que suceden y por la frecuencia de los mismos."
La asociación explica: "los vecinos necesitamos que la Guardia Civil y la Policía Local hagan controles de velocidad e incrementen su presencia en las calles también por la noche. Tenemos derecho como ciudadanos a poder transitar de una manera segura en todo momento, al igual que nuestros hijos, nuestras mascotas y los gatos callejeros de las colonias protegidas. Ningún ser vivo merece morir de esa forma, no hay derecho y se deben tomar medidas urgentes. Desde la Asociación hemos puesto vigilancia en el entorno de las colonias, algunos voluntarios se turnarán para ello. Del mismo modo se vigilará desde ventanas y balcones de casas colindantes y desde vehículos aparcados para grabar actitudes sospechosas. Alcossebre no se merece esto, no se merece que estos pocos criminales paseen por sus calles como si nada, interaccionando con habitantes y turistas, mientras por la noche como desalmados y cobardes que son, aprovechen la oscuridad y la soledad de las calles para desplegar su sadismo con los más indefensos. Toda la Asociación nos ponemos a disposición de las autoridades para compartir lo que sabemos, lo que sospechamos, y lo que averiguaremos a partir de ahora y todo el material que tenemos sobre estos casos.
Esto va con todos. Hoy son gatos callejeros, mañana puede ser tu mascota que salga a pasear en una noche calurosa, e incluso una persona que vaya despistada."
Aporta F. de A., para poder resolver lo más rápidamente posible la situación, un correo: "Si alguien puede aportar más datos que ayuden a esclarecer lo sucedido y poder presentar la correspondiente denuncia formal en la policía y la guardia civil sería de vital importancia que se pusiera en contacto con la asociación a través del correo: asociacionfelinosdealcossebre@gmail.com y garantizamos el anonimato."
Es importantísimo que indique lo que pienso al respecto de la respuesta que dio el ayuntamiento a la asociación cuando ésta le comunicó el funesto hecho de los atropellos frecuentes de gatos y las velocidades en que los vehículos, de común, adoptan por un tramo de una carretera del pueblo en que en ocasiones hay que ir a 30 km h. y en otros tramos a 50 km. h, y la asociación constata que incluso se doblan dichas velocidades.
El ayuntamiento se basta con decir: pondremos vigilancia por la zona. (?)
No, señores. Primero, como indica la asociación, estamos ante delitos de maltrato animal, por la frecuencia con que se dan los atropellos y por la presencia de el (o uno de los) presuntos culpables de los delitos penales de maltrato animal, con la consecuencia de la muerte de más de cuatro gatos.
Por otro lado, y esto debería preocupar mucho a la población (y a los turistas que crean que llegan a un pueblo seguro), nos encontramos con una vía, el Camí l’Atall, donde por lo que parece según su idiosincrasia vial, los vehículos, hablando en cristiano, van que se las pelan, y allí es donde el presunto agresor animal atropella gatos marchando como un fitipaldi, en un tramo vial de Alcossebre dejado de la mano de dios donde al parecer se puede pisar el acelerador a lo grande que no pasa nada.
Y si pasa, como con los gatos que ya han muerto atropellados por coches que marchaban a toda pastilla, pues nada, policía vigilando tipo Torrente, que estamos en el país de la pandereta y el parche. Apatrullando la ciudad, esto es España.
Hablando en serio, que el asunto lo es y mucho: si yo viviera en Alcossebre estaría horrorizado. Por estar habitando un lugar donde la seguridad vial se toma tan a chufla. Me explico. La solución no consiste en poner agentes a mirar cada cuatro horas, o diez, o cuando se acuerdan. Sino en regenerar esa vía, con señales distintas, más grandes, más constantes en su presencia, con bandas de velocidad o bandas de frenado. Esa es la solución que un ayuntamiento serio pondría ante una situación así.
Las bandas de frenado y de reducción de velocidad son las que mejor resultado dan; están avisadas con la correspondiente señal de tráfico acompañada de una limitación de velocidad que desaparece después del peligro anunciado. Se suelen instalar bandas de frenado en lugares donde exista la necesidad de disminuir la velocidad del tráfico en un concreto sentido de circulación por diversos motivos: zonas peatonales, escuelas o centros de gran afluencia peatonal... También, añado yo (y la casuística sobre el particular, y su solución en infinidades de puntos del estado español), en zonas donde se ha comprobado que las señales de aviso de descenso de velocidad no coartan a los conductores, con las consecuencias ya vistas y las por ver (esperemos que no, pues esperamos que el ayuntamiento actúe, pero esta vez en serio y responsablemente).
Con las bandas de frenado, si un vehículo pasa demasiado rápido pueden pasar 2 cosas, o las usa como rampa o se le daña el sistema de suspensión, o incluso otras partes, dependiendo del impacto o si el vehículo es de alta gama o no. Los reductores de velocidad pueden ser cortos (de menos de un metro de longitud) o largos (de dos metros o más). Se pueden construir de asfalto, cemento (concreto), goma (hule) o metal.
Vamos a seguir este caso de cerca y si no observamos una respuesta efectiva de verdad, a corto plazo, ante este problema, varias entidades de protección animal estimaremos denuncia contra el consistorio por presunta prevaricación.
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