Conocí esta frase hace muchos años y no me había parado a investigar a quien pertenecía. Según he podido comprobar corresponde al aforismo 251 del Oráculo Manual de Baltasar Gracián. Lo que es cierto, es que está muy bien traída.
Los mayores, aquellos que pertenecemos al “segmento de plata”, nos encontramos más a gusto en la segunda parte del aforismo. Nuestra capacidad de confiar en los medios humanos se va diluyendo en función de las muchas tonterías que van cometiendo aquellos que debían dirigirnos por el camino recto y la execrable postura de los impresentables miembros cerriles de nuestro país. Ellos siguen haciendo de su capa un sayo y enviándonos a un nuevo confinamiento por su actitud chulesca y despreocupada.
Sin embargo, aun es posible la esperanza humana. Siempre es posible la esperanza humana. Nos llegan noticias de todas partes comunicando los logros en la búsqueda de una vacuna contra el bicho maldito. Los rusos, los argentinos, los ingleses, los norteamericanos, los chinos, los hindúes y algunos otros, comunican con alborozo la incipiente (dentro de tres meses, por lo menos) puesta en marcha de la vacunación masiva con los fármacos resultados de su investigación que ya se encuentra en fase experimental.
Así que nos queda, por lo menos, un trimestre duro de mascarillas y sobresaltos, de nuevos focos y de imbéciles integrales repartiendo virus a troche y moche. Los sufridos mayores seguiremos “acongojados” y encarcelados, pero al menos nos queda una esperanza de que se acabe el maldito 2020 y todo lo que ha traído consigo y amanezca un mundo vacunado y libre de virus en el 2021. Así sea.
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