Por fin la humanidad ha visto la luz. El jugador maravilloso y bajito del Barcelona, se ha vuelto atrás de su decisión de marcharse con viento fresco a otro equipo y otras latitudes, donde no le hicieran “la vida tan imposible” como se la estaban haciendo en la ciudad Condal.
Los “futboleros” estaban aterrorizados. Se habían olvidado por un tiempo del corona virus, de la situación laboral y de la ruina general que tenemos encima. ¿Cómo íbamos a poder vivir sin los regates de “San Lionel Messi” corriendo por nuestros campos? ¿De qué iba a hablar –y vivir- la pléyade de comentaristas deportivos que invaden nuestros medios a todas las horas del día y de la noche?
El padre y el hijo “Messis” se han caído del caballo en su camino hacia la “rubia Albión”, en busca de nuevos horizontes y de otro montón de euros que les siga permitiendo pagar el colegio de los niños y el jet privado. El “espíritu futbolístico”, con forma de águila carroñera, les ha inspirado en la vuelta a otra “nueva normalidad” futbolística. Esta vez sin Suárez al lado.
Estas noticias de primera plana han ocultado la que yo considero mi buena noticia de hoy. Para comprenderla hay que haber estado muy atentos al desarrollo del concurso vespertino de Antena Tres con el título de Pasapalabra. En esta etapa, en la que dicho programa ha vuelto a esta cadena, ha brillado con luz propia, desde su comienzo, un joven concursante: Nacho Mangut, un ingeniero mecánico de Badajoz que actualmente desempeña el puesto de profesor en la Universidad Rey Juan Carlos. Toca el piano y ha pertenecido a una banda de rock. Ha permanecido durante 79 días defendiendo su puesto en la búsqueda de las definiciones del rosco, casi todos ellos ante Pablo Díaz, un tinerfeño, también veinteañero, extraordinariamente preparado. Pablo está realizando actualmente un master de violín en Ámsterdam. Su camino va por la música.
Estos dos jóvenes no suenan tanto como Messi. Quizás no pasen a la historia. Ni se hagan ricos con sus conocimientos. Pero a mí me han reconciliado con una humanidad que se preocupa menos del tener que del ser. Que se forma y prepara cada día para transmitir cultura de la buena y la esperanza de un mundo mejor. El premio que se ha llevado Nacho ha ascendido a apenas 50.000 euros. Lo que gana Messi en un minuto, Sainz en un acelerón o Nadal con un raquetazo.
La buena noticia de hoy se completa con el perfil del concursante que ha venido a sustituir a Nacho. Se trata de Jaime Gómez, un joven estudiante vallisoletano de ingeniería aeroespacial y aspirante a astronauta. Se aproximan jornadas del concurso muy interesantes.
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