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Trataremos seguidamente sobre una médico que, aunque se haya pensado así, no ha sido pionera en este tema. Ya en la Edad Media tenemos referencias a los tratados de ayuda al bien morir y, en el Hospital de las Cinco Llagas de Sevilla, de las madres ayudantes al bien morir, también llamadas “madres agonizantes”, por su acompañamiento en el trance de la agonía y muerte.
En una pequeña isla de Nueva Inglaterra, donde los vientos y el mar se encuentran en pactos eternos, nació Maria Mitchell. Era un primero de agosto del año de 1818 en Nantucket, una isla a unos 50 km al sur de Cape Cod, en Massachusetts, Estados Unidos, cuna de balleneros y lugar de sal y espera, fue también el hogar de esta mujer que en plena noche decidió mirar hacia arriba, no hacia el océano como todos, sino al vasto cielo.
En el siglo XVI, cuando aún resonaban rumores de que la tierra era plana, en Dinamarca dos miembros de una misma familia decidieron desafiar la comodidad de la nobleza y entregar sus días y sus noches al estudio de los astros. Eran los hermanos Brahe: Tycho, el astrónomo famoso y de afilada mirada; y su hermana Sophia, quien, sin más maestro que sus propios ojos y su insaciable curiosidad, lo acompañó con la tenacidad de los que saben mirar al cielo.
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