Lo esencial es lo importante, se acerca al concepto de lo resumido, lo básico, lo imprescindible... No en vano la esencia en los perfumes es lo reducido por aquello de lo bueno si breve…, pero también es lo más fragante, lo más fuerte en repartir el aroma entre la pituita por bien de los buenos olores. Nadie es imprescindible, nos dicen, pero en la pandemia, que arrastramos ya medio año, hay colectivos que llamamos esenciales. Aparecen pronto en la mente de todos, se les agradeció su valentía. Estaban lógicamente localizados en centros de salud y en hospitales: fueron y son los sanitarios, léase tanto médicos, como enfermeros, cuidadores, farmacéuticos, celadores, radiólogos, limpiadores, etc. Y bien que les dábamos aplausos por las tardes, aunque a correo seguido a otros grupos, desde ese mismo balcón, se les lanzara gritos de cacerolas a ritmo de enfadadas “bosanovas”.
A los valientes sanitarios se les sumaron para recibir aplausos, y sentirse igual de esenciales, los policías, los agentes de la Guardia Civil, los militares… Algunos se daban paseos por los barrios vacíos con sus alarmas azules, iluminando la primavera oscura aunque radiante y luminosa de nuestras ciudades, con sus sirenas respondían a las palmas. Esenciales fueron también las costureras de mascarillas, los peluqueros, los cuidadores de perros y mascotas, los fruteros, los transportistas, los repartidores de supermercado, los taxistas, los hoteleros, los camareros…
Pero como todo cambia caprichosamente en pandemia: “No mascarilla, sí mascarilla”. “No está en el aire, sí está en el aire”. “Los mayores no irán a los hospitales, sí irán a los hospitales”. “En España habrá cuarentena turística, no habrá cuarentena”. “Saludos con el codo, saludos sin el codo…” Una nueva norma se suma a organizar cuarentenas relacionadas con los trabajadores de primera necesidad, atañe a profesores y a educadores.
Si en los primeros meses, los profesores estuvieron callados, sufriendo de forma telemática junto a alumnos y padres por deberes raros y evaluaciones extrañas, en este tiempo de inicio de nuevo curso, les llega el dudoso honor del gran adjetivo de colectivo esencial, no para recibir aplausos, que de esos seguro no los piden ni necesitan, ¡no!, están nerviosos por su propia salud y la de sus alumnos y familiares, por lo que quién sabe si deberán aislarse como hicieran anteriormente y hacen sus compañeros de colectivo esencial, los sanitarios.
A partir de este curso y por la pandemia a los profesores se les considerará trabajadores esenciales, ya sean públicos o privados. Y serán esenciales porque van a atender a más de un grupo de aulas burbuja, unas cuantas aulas burbuja. Además, puede que en ellas haya más de 10 alumnos, número máximo para reuniones fuera de un centro educativo, pero no para dentro. Además, si hay un miembro en el aula contagiado por Covid, los alumnos harán cuarentena, pero el educador no podrá, al ser esencial para el centro. Si hiciera cuarentena, dejaría de ser necesario o escasearía. Variedades pandémicas esenciales.
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