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Opinión
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La deriva autoritaria de Polonia y Hungría

La deriva autoritaria de ambos países estaría jalonada de violaciones en la separación de poderes
Germán Gorráiz López
miércoles, 18 de noviembre de 2020, 12:11 h (CET)

Europa estaría sufriendo una aguda crisis identitaria agravada por el triunfo del Brexit y por el “proceso de balcanización europeo” ideado por EE.UU. para mediante selectivos atentados terroristas, la crisis de los refugiados y la creación de Gobierno autocráticos, provocar la aparición de fuerzas centrífugas que aceleren la desmembración de la actual Unión Europea.


El sociólogo y filósofo alemán Herbert Marcuse, en su libro “El hombre Unidimensional (1964), explica que “la función básica de los medios es desarrollar pseudonecesidades de bienes y servicios fabricados por las corporaciones gigantes, atando a los individuos al carro del consumo y la pasividad política”, sistemas políticos que serán caldo de cultivo del virus patógeno conocido como “autos-kratos” o autocracia, forma de Gobierno ejercida por una sola persona con un poder absoluto e ilimitado. lo que confirma el aforismo de Lord Acton “El Poder tiende a corromper y el Poder absoluto, corrompe absolutamente”. La autocracia sería pues una especie de dictadura invisible sustentada en sólidas estrategias de cohesión (manipulación de masas y culto al líder) basadas en el control absoluto de los medios de comunicación y la censura y desprestigio social de los individuos refractarios al mensaje del líder, de lo que serían paradigmas el primer ministro polaco Mateusz Morawiecki y el primer ministro húngaro, Viktor Orbán que habría convertido a Hungría en la primera autocracia europea o “democracia no liberal”.


La deriva autoritaria de ambos países estaría jalonada de violaciones en la separación de poderes así como no acatamiento de sentencias del TJUE lo que habría provocado la apertura de un expediente por la UE en el marco del Artículo 7 que impide que países díscolos pongan en peligro la separación de poderes o no garanticen los derechos y libertades de sus ciudadanos.El penúltimo episodio del pulso de dichos países con la UE sería el veto de la aprobación del Presupuesto de la UE para el período 2021-2027 que incluye la puesta en marcha del Fondo de Recuperación estimado en 750.000 millones € al estar vinculados dichos Fondos con el mecanismo del Estado de Derecho que garantiza los derechos y libertades de sus ciudadanos y que en el supuesto de un reiterado incumplimiento por algún Estado miembro, podría privarle de su derecho a voto en las decisiones comunitarias, previa unanimidad de sus miembros. Sin embargo,el chantaje de ambos países tendrá su efecto en forma supresión de dicha cláusula de salvaguardia de las libertades pues dicho Fondo de Recuperación se antoja vital y perentorio para países como España e Italia ¿Sacrificarán los países europeos sus libertades por la supervivencia económica?


Para entender la deriva autocrática que se avecina, debemos recurrir a Hermann Hesse quien en su libro “El lobo estepario” (Der Steppenwolf,1.927), plasma el sentimiento de angustia, desesperanza y desconcierto que se apoderó de la sociedad europea en el período entre-guerras y es un lúcido análisis sobre la locura de una época en la que agoniza lo viejo sin que haya nacido lo nuevo. En dicha obra critica mordazmente la sociedad burguesa ( “la decadencia de la civilización”), dictadura invisible que anula los ideales del individuo primigenio y le transforma en un ser acrítico, miedoso y conformista que sedado por el consumismo compulsivo de bienes materiales pasa a engrosar ineludiblemente las filas de una sociedad homogénea, uniforme y fácilmente manipulable.


Así, Hesse define al burgués como “una persona que trata siempre de colocarse en el centro, entre los extremos, en una zona templada y agradable, sin violentas tempestades ni tormentas. Consiguientemente, es por naturaleza una criatura de débil impulso vital, miedoso, temiendo la entrega de sí mismo, fácil de gobernar. Por eso ha sustituido el poder por el régimen de mayorías, la fuerza por la ley y la responsabilidad por el sistema de votación. Es evidente que este ser débil y asustadizo, aun existiendo en cantidad tan considerable no puede sostenerse solo y en función de sus cualidades no podría representar en el mundo otro papel que el de rebaño de corderos entre lobos errantes…”.


Dichas reflexiones siguen vigentes casi un siglo más tarde, pues la irrupción de la pandemia del coronavirus y la posterior entrada en recesión de las economías europeas implementará el estigma de la incertidumbre y la incredulidad en una sociedad inmersa en la cultura del Estado de Bienestar.


Ello derivará posteriormente en un shock traumático al constatarse el vertiginoso tránsito desde niveles de bienestar hasta la cruda realidad de la pérdida del trabajo y posterior desahucio, inmersión en umbrales de pobreza y dependencia en exclusiva de los subsidios sociales, con lo que la Unión Europea sacrificará sus otrora sacrosantas libertades básicas en aras de asegurarse los mínimos básicos de supervivencia, lo que conllevará de facto el declive de las llamadas democracias formales.

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