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¿Nuestros gobernantes tienen vergüenza?

Manuel Villegas
lunes, 18 de enero de 2021, 12:55 h (CET)

Alguien podría tomar esta interrogación por una pregunta retórica, ciertamente lo es, pues, según del DIRAE, se dice que estas cuestiones se hacen no para manifestar duda o pedir respuesta, sino para expresar indirectamente una afirmación o dar más vigor y eficacia a lo que se dice. Aunque la manifestación, como dice el DRAE, sea indirecta, nosotros la enunciamos de forma total y absoluta.

El étimo de la palabra vergüenza es el vocablo latino verecundia, que, entre otras cosas, significa vergüenza, discreción, modestia…que, a su vez procede del verbo verecundor, cuyo significado es avergonzarse, cubrirse de rubor por algún hecho o dicho que no se corresponde con la verdad (veritas).

Son tan incontables las mentiras y falsedades de quienes nos gobiernan, que cualquier persona con un adarme de dignidad se ruborizaría ante ellas, pues no es paz de comprender cómo personas que nos representan tienen la desfachatez de engañarnos con tanto descaro y desenvoltura.

Enumerar las falacias de estos desahogados que nos gobiernan no cabrían en un volumen de tantas paginas como la Biblia, el Quijote, el Mahabharata o cualquiera de los libros más voluminosos que se hayan podido escribir.

Mienten en todo y sobre todo.
La primera mentira que hubiese avergonzado al más descarado de los mortales fue la de la Tesis doctoral de Pedro Sánchez, que, si hubiese tenido un ápice de dignidad, al ser descubierto, hubiese abandonado corrido de vergüenza la presidencia del Gobierno.

Mintió cuando dijo que no pactaría con Bildu ni con los independentistas. En el colmo del descaro, si no recuerdo mal, le dijo al periodista que lo entrevistaba ¿cuántas, veces quiere que se lo repita, cinco?, pues le diré cinco. Hoy son con los que el PSOE gobierna en Navarra y junto con los separatistas vascos lo mantienen en el poder

Es más, se sustenta en el Gobierno gracias al apoyo de los bilduetarras, comunistas e independentistas, con los “que no podría dormir, al igual que el 95% de los españoles, si lo hiciese”. A la vista está que dormirá muy bien ya que no se le ve ojeroso ni con cara de cansancio.

Para nuestra desgracia transpira mentira por todos sus poros.

Lo que ha ocurrido con la peste que padecemos, no hay un punto por donde cogerlo. Mienten más que respiran. Todavía se está oyendo al Ministro Illa decir que los afectados por el coronavirus, serían a lo mucho dos o tres.

Estamos pendientes de que se nos diga en realidad cuántos son de verdad los fallecidos por este virus, ya que el INE, mantiene que, desde el 15 de marzo y el 27 de diciembre ppdo, han sido 80.202 personas, aunque ya se cifran en 84.000, mientas que el Ministerio de Sanidad, en sus datos más recientes dice que solo son 53.683 los fallecidos.

Se ha mentido sobre las mascarillas, las vacunas, las compras fraudulentas e ineficaces de material sanitario, sobre el número de inmigrantes que los alojan en hoteles de todo lujo, en detrimento de la ayuda que se les debe prestar a los españoles sin techo.

Se ha mentido con el asunto de Ávalos y la vicepresidenta venezolana, haciéndonos creer que no pisó suelo español, cosa que le estaba vedada por la UE, y sí hizo.

Este Gobierno ha hecho de la mentira y el engaño su forma de vivir, mas lo grave no es eso, sino que ya nos está ocurriendo lo que decía Goebbels, que de tanto repetirnos las mentiras nos estamos acostumbrando a ellas y nos las estamos creyendo.

Basta consultar las hemerotecas para poner al descubierto sus contradicciones y falta de palabra.

Por no alargar este escrito mencionaré la más reciente de los dirigentes de la harca (también

podemos emplear la palabra pandilla) de los podemitas, cuando decían que obligarían a las compañías eléctricas a que redujesen sus beneficios para que la electricidad no costase tan cara.

Pero el descaro llega a su culmen con lo dicho por la ministra portavoz (¿o debería de decir portavoza?) Que sin verecundia alguna la manifestado que el Gobierno no puede aplicar la rebaja del IVA al recibo de la luz porque Bruselas no la vería con buenos ojos, para el resto de los países de la UE los tiene tapados.

Ya lo dijo Orwell en 1984, “si el líder dice que tal evento no ocurrió, pues no ocurrió. Si dice que dos y dos son cinco, pues dos y dos son cinco”

Roma locuta causa finita. No hay más conversación.

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Censura. No la juzgo como una práctica muy denostada en estos días. Por el contrario, se me antoja que tiene más adeptos de los que, a priori, pudiéramos presumir. Como muestra de ello, hay un sector de usuarios que están abandonando cierta red social para migrar a otra más homogénea, y no con el fin de huir de la censura, sino por la ausencia o supresión de la misma en la primera de ellas.

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El nombramiento de Teresa Ribera huele que apesta, aunque el Partido Popular y el Gobierno han escenificado perfectamente su falso enfrentamiento. Dicen en mi tierra que entre hienas no se muerden cuando no conviene o, si lo prefieren, entre bomberos no se pisan la manguera. El caso es que el Gobierno y sus socios ya celebran por todo lo alto ese inútil e inesperado nombramiento.

 
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