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En los inicios del nuevo año, camino de la Epifanía, emprendo una relectura de Karel Capek, padre de la palabra “Robot” en su obra “R.U.R”, designando así, ya en 1920, hace más de cien años, mediante el acrónimo del título, a las máquinas humanoides por él ideadas, mucho antes de que acuñásemos el sintagma Inteligencia Artificial o de que a nadie se le ocurriese hablar de transhumanismo.
Somos más otoñales que primaverales, quizá por vernos abocados al trágico final, con deterioros y fallos progresivos. Los rutilantes pétalos de la vida caen sucesivamente y asumimos el fenómeno de la caída como directriz principal, sin percatarnos de la diferencia crucial entre el deterioro vital inevitable y la destrucción viciosa de aquellos pétalos, atributos vitales, que no hubieran desaparecido hasta el final.
Mi primer artículo del año se centrará en reproducir la carta que los padres de Vera han enviado a los medios de comunicación tras la falta del avance de la instrucción y la falta de respuestas por parte del consistorio que lidera el victimista Carlos Fernández Bielsa, que lo poco que ha hablado ha sido para difamar a una de las familias por reclamar la cadena de negligencias que acabó con dos vidas y varios niños heridos ese día de Reyes de hace tres años.
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