Una vez más el vértigo, la incertidumbre, la impresión de que podría pasar cualquier cosa. Los compromisos que habíamos asumido en la carta a Trichet tenían que cumplirse. Omití cualquier referencia al diálogo con Jean-Claude Trichet. Rajoy me preguntó ¿Podría informar el presidente del Gobierno de si ha recibido alguna carta de esta institución? Pero no podía informar, porque el BCE insistió en su carácter reservado. No tenía otra opción. Lancé la propuesta de incorporar a la Constitución la conocida como ‘regla de oro fiscal’, para garantizar la estabilidad presupuestaria. Se ha especulado sobre la posibilidad de que (la reforma de la Constitución) hubiera sido una exigencia del BCE. En ninguna comunicación escrita o verbal se planteó al Gobierno de España que reformásemos la Constitución para incorporar la ‘regla de oro fiscal’. Buscaba preservar el acceso a la financiación externa, entonces y en el futuro. (Son pasajes escogidos en el libro de J.L. Rodríguez Zapatero ‘El dilema: 600 días de vértigo’)
En Cuaresma, como penitencia y para entender la situación que produce la crisis que impone Pablo Iglesias al Gobierno, conviene repasar ‘El dilema: 600 días de vértigo’, de J.L. Rodríguez Zapatero.
Fue publicado hace ocho años y publicitado como “Relato en primera persona de quien tuvo en España la principal responsabilidad ante la crisis 2008-2011”. El libro es un intento del autor por justificar su actuación en aquel momento de la historia. Conocido lo que hizo y las triquiñuelas que usó como presidente de Gobierno - alguna mostrada en los textos transcritos -, a estas alturas importa poco lo que en su beneficio escribió Rodríguez Zapatero. Pero apunta testimonios, reflexiones y conceptos, que ahora, precisamente ahora, conviene conocer.
Entre ellos, registra el concepto ‘Regla de oro fiscal’, por la que los países de la zona euro asumieron el compromiso de que los presupuestos de todas las administraciones públicas europeas no sean deficitarios. Como consecuencia, España, dirigida por el PSOE y con el PP en la Oposición, encajó en su Constitución la obligatoriedad de cumplir la Regla de oro fiscal. En aquellos momentos Grecia necesitaba rescate, Irlanda Portugal e Italia tenían dificultades y España, con presiones (las que a la vez insinúa y refuta su entonces presidente de Gobierno) entró por el aro.
En la actualidad, Sánchez no advierte si hay presiones europeas. Tampoco lo hizo en el año 2011 el entonces presidente del Gobierno socialista, y hubo de pasar tiempo para que las diera a conocer con la marrullería descubierta apuntada al principio. Pero hoy, como entonces, hay señales que alertan. A Rodríguez Zapatero le preguntó Rajoy. “Pero no podía informar, porque el BCE insistió en su carácter reservado. No tenía otra opción”, escribió en su libro. Hoy, Sánchez, del mismo pelaje que Rodríguez Zapatero, en aras de la transparencia, podría, incluso debería, salir al paso de los comentarios que suscita la crisis de gobierno impuesta por Pablo Iglesias. Pero no lo ha hecho, Con ello da pábulo a los rumores, fundados, que justifican la salida del gobierno de su vicepresidente con razones tan lógicas como peregrinas: ¿Acuerdo Iglesias-Sánchez para sacar al primero del foco de atención, liberar al Gobierno español del comunismo que escuece en la UE, y facilitar la llegada de fondos europeos?, ¿Plataforma contra Díaz Ayuso en Madrid?, ¿O peana ocupacional-asistencial para Iglesias, con circunstancias políticas, familiares o de pareja?
En el año 2011 España estaba a expensas de las ayudas europeas, insinuadas como rescate con fondos europeos. Hoy está pendiente del recibo de otros fondos, también europeos pero con un importe siete veces y media superior a los de entonces. En 2011 PSOE y PP, cada uno por su lado pero en consonancia en las necesidades nacionales, atendieron lo que había. Hoy no hay consonancias, ni en el Gobierno de Coalición; con uno de los socios reacio a según qué cosas; con los grupos políticos que lo propiciaron preocupados solo de lo suyo; y con el PP y el resto de la Oposición apartados por el Gobierno de los asuntos de interés nacionales.
Mientras tanto, crisis gubernamental impuesta por Iglesias, intereses espurios distrayendo la atención (En UP, C’s e independentistas), y los fondos europeos sin llegar y pendientes de proyectos para utilizarlos.
La Regla de oro fiscal fue impuesta en la UE y aceptada en España. Hoy esa regla existe y es necesaria, pero no basta. La UE necesita continuidad reforzando los Pactos de la Unión, afianzando la estabilidad del euro, la entidad de Europa en el concierto mundial y, lo más importante y compatible con lo anterior, asentando una identidad europea nacida en la filosofía greco-romana mejorada durante siglos y actualizada. Sin veleidades. Ni ideologías declaradas no europeas, fascismo y comunismo entre ellas.
Si se pretenden fondos europeos que alivien la crisis, conviene, desde el Gobierno de España, acomodar la situación nacional a lo acordado por los países de la zona euro. Desde esa perspectiva, la crisis de Gobierno, con la pérdida de poder y salida del Iglesias del Consejo de ministros, motu proprio o impuesta, puede ser, además de un rumor con visos de posible, una solución: Moderación de populismos, continencia de comunistas y entente Pablo Iglesias y la Regla de oro fiscal.
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