Según el DIRAE, esto es una paradoja, o sea, un hecho o dicho aparentemente contrario a la lógica. Los griegos le llamaban oxýmōron y los latinos contradictio in terminis, es decir, una afirmación que no puede ser verdad y su contraria al mismo tiempo.
Bien pues eso es lo que pretenden, desconozco qué fines persiguen quienes lo propalan, cuando dicen que el agua es un bien limitado, que escasea, y que por su falta, la Humanidad puede sufrir grandes calamidades.
No deseo hablar de este asunto desde el punto de vista de geógrafo, sino del de un simple ciudadano que está atento y se da cuenta de las engañifas que no sé por qué quieren que aceptemos y comulguemos con ellas.
Desde que éramos pequeñitos nos enseñaron en el colegio que en la Naturaleza existían cuatro elementos agua, tierra, fuego y aire, a los que se les ha añadido últimamente la quintaesencia o éter.
También aprendimos que la materia ni se crea ni se destruye, sino que se transforma. El ejemplo más claro y palpable de ello lo tenemos en el agua que se puede presentar en tres estados, sólido (el hielo y la nieve), líquido (las aguas corrientes, incluidas las de los mares y océanos) y gaseoso formando nubes y que, a su vez, se puede reinvertir este orden.
Es un axioma y, como tal indiscutible, que el agua es materia, por lo tanto no es susceptible de desaparición o aumento. Cerca del 70 % de la superficie de planeta está cubierta de agua. Esta también existe en el aire en forma de vapor y en el suelo como hidratante de la tierra y en los acuíferos.
El cuerpo humano está compuesto en un 60 por ciento de agua, el cerebro se compone en un 70 por ciento de agua, la sangre en un 80 por ciento y los pulmones se componen en un 90 por ciento de agua.
Si se quema un cuerpo, las cenizas que quedan son los residuos de los otros elementos químicos de los que estamos compuestos. A continuación exponemos unas tablas en la que se recogen estos:
Como vemos la proporción es mínima comparada con el agua que conforma nuestro organismo. Se nos dice, posible torticeramente que es agua es un bien escaso y que hay que cuidarlo. Lo primero no es cierto. Solo conocemos las aguas que afloran a la superficie, pero las ocultas, las enormes capas freáticas que se hallan en el subsuelo, posiblemente jamás lleguemos a conocer todas.
Por poner un solo ejemplo que a los españoles nos toca muy de cerca, hablaré del agua fósil del desierto del Sahara. En su subsuelo existe una cantidad de agua tan grande que podría soluciones el problema que padecen los africanos por la falta de esta.
Este continente padece el mal de la sequía. En su superficie hay 330 millones de seres humanos, o sea un 40% de toda la población de dicho continente, que en muchas ocasiones, perecen por falta del líquido elemento, sin embargo su subsuelo almacena 660.000 kilómetros cúbicos de agua, 100 veces la cantidad superficial de todo el continente .
Los investigadores afirman que estos recursos subterráneos podrían abastecer a toda África de suficiente agua para el consumo y la agricultura . Muy por debajo de las arenas del Sahara, antiguos acuíferos han almacenado reservas, con más de 40.000 años de existencia, de agua pura y apta para el consumo humano .
Argelia, junto a Libia y Chad, tiene una de las reservas de agua dulce más grandes del mundo, aunque en gran parte de su territorio está conformado por el desierto del Sahara.
No es que haya falta de agua en nuestro planeta, existe en cantidades ingentes, lo que ocurre es que está mal gestionada y peor aprovechada.
¿En provecho de quién?
Esta carencia que preconizan los agoreros me trae a la memoria cuando allá, en los inicios de los años setenta, atemorizaron a todo el mundo, desconozco con que propósito, que el petróleo se agotaría en poco tiempo.
Realmente desconozco qué fines y propósitos buscan quienes aterrorizan a los humanos con catástrofes y cataclismos que posiblemente no ocurrirán jamás.
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