Fijo la mirada en el gracioso meme, con Pablo Iglesias como protagonista, y no puedo evitar que la carcajada se me escape. Es una buena costumbre empezar el día con una sonrisa para destensar la musculatura facial. Y si el meme es de Linda Galmor, o de cualquiera de los genios de La Paseata, pues mejor que mejor. Veo en la representación a una anciana que está aseando a Pablo Iglesias, desnudo en un antiguo barreño, mientras el podemita se resiste y grita: “¡Llegaré tarde a la revolución!”. No sé si porque esa es lo más importante para él o porque tiene desapego o hidrofobia al agua.
Hace tiempo que ya es un personaje fracasado. Si nunca fue realidad “su” revolución, ahora lo será menos. Ha ocupado el cargo de vicepresidente, con un sinfín de cometidos que afrontar, y no ha sido capaz de planificar ni sacar adelante ninguno de ellos. El destrozo del escudo social viene porque en las comunidades autónomas había otras figuras para esas ayudas y miles de familias necesitadas se han quedado sin pan y sin perro. ¿Era esa la ‘revolución’ a la que aspiraba el incauto ‘robapanes’ de Podemos? ¡Márchate, Pablo! ¡Cierra y apaga la luz!
Sospecho que los “marqueses” tenían prisa por hacer uso del dinero público para cubrir los gastos que generan sus retoños. Existen memes a centenares, al respecto. No es de recibo que una ‘alta carga’ de Podemos actúe como niñera, siendo realmente eso, pero cobre sueldo de alta carga ministerial como si desempeñara un puesto serio y de rigor. Eso es corrupción y quien ingenia esos cambalaches, además de corrupto, está corrompido. La salida no es otra que la dimisión porque esos caminos no tienen más recorrido. Con ello han alcanzado un alto grado de degeneración, abuso, mentira y, lo que es más grave, presunta apropiación indebida. Veremos qué dice el juez.
El abandono del Gobierno por parte de Iglesias responde a una triple causa: por un lado, la presión y condena permanente que la UE ejerce sobre el comunismo en Europa y, por otro, la falta de preparación y capacidad de trabajo del ‘marquesito’ pendular. La tercera causa la omito aquí porque entra dentro del terreno personal al que el periodismo de papel satinado llama de múltiples maneras. Tiempo tendremos.
Mientras la prensa política especializada insiste en que la campaña electoral, previa al 4-M, será su entierro, otros entendemos que la apertura de las urnas debe ser su panteón. Pablo Iglesias se ha labrado el mérito para ser receptor de un escrache nacional. Creía que iba a salir por la puerta grande del Gobierno y ha tenido que escapar por la puerta falsa de chiqueros.
Imagínense lo que hubiera sucedido si hubiera sido la “derechita cobarde” quien hubiera demostrado tanta ineptitud y desidia con resultado de muerte. Sólo hay que recordar que, por un perro infectado, la izquierda tuneada y estrafalaria llamó asesino al presidente del Gobierno. Ahora ha habido 30.000 muertos en residencias de mayores, ¿Cómo hemos de llamar al ingenuo e ineficaz responsable de esas residencias en el Gobierno? El ‘marquesado’, los perritos falderos de Podemos y sus inútiles asesores de postureo hubieran esputado sapos, culebras y escombros. Incluso, estoy convencido de que la izquierda más radical, sectaria y ‘alfalfabeta’ hubiera ordenado construir el cadalso a los treinta y dos ‘Ahumadas’ que custodian el casoplón galapagueño. Lo de poner a trabajar a la izquierda…. ¡Es harina de otro costal!
Cabe preguntarse qué fue de aquellos engaños con los que secuestraron la ilusión de miles de ingenuos tras el 15-M. ¿Recuerdan? Transparencia, regeneración, democracia real, defensa de los desfavorecidos, afianzamiento del escudo social, eliminación de puertas giratorias, asamblearismo… Pero el resultado ha sido: miles de muertos, amiguismo, opacidad, corrupción, enchufismo, privilegios de casta, siembra de odio cainita, purgas, mentiras, abusos, persecución al disidente, eliminación de limitación de mandatos y de aquello de cobrar sólo el triple del salario mínimo, enriquecimiento descarado, desprecio a la clase trabajadora…
En fin, el Papa, Francisco, cuando visitó el complejo de campos de concentración de Auschwitz, levantó los ojos al cielo y preguntó: “¿Dónde estabas en aquel momento, Señor?”. Algo así me pregunto ante los miles de muertos que acumuló España por la dejadez del Gobierno ‘bichavista’, sin sumar los datos que aún oculta.
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