El mundo silencioso de la educación, de la mano del indiferente inmovilismo, que dicen prudente, va consintiendo que la “ignorancia”, la “falta de ética”, la “insensibilidad humana”, la “manipulación política”, la “soberbia del poder”… absorban nuestra sociedad.
Tras las declaraciones de la Alcaldesa de Getafe, de cuyo nombre no quiero acordarme, y tras ojear los libros “formativos”, de alguien, que lo primero que debería haber hecho era presentarse con su “amplio curriculum como educador, como psicólogo, como sexólogo, como futurista, conocedor de las consecuencias de las modernidades educativas…”, me ha venido a la mente cómo se pisa el desprecio, que algunos tienen, del derecho intransferible de los padres sobre la educación de sus hijos. Todo este tipo de manifestaciones, apoyadas y financiadas por las “ilustrísimas ministras de la igualdad", actúan como las torrenteras que llevan agua cuando hay tormenta, DESTROZANDO. Sumida nuestra sociedad en un maremágnum de problemas educativos, laborales, sanitarios y económicos… estos señores, “los señores del futuro paraíso”, se atreven a DESPATRIARCAR todo lo que sea familia, todo lo que sea individuo libre. Sobre todo se atreven a hacer de la calle, de las aulas y de los rincones, espacios para que los jóvenes “liberen educadamente las relaciones hombre-mujer”… a la edad más irresponsable socialmente y a la edad en las que en este tipo de actuaciones no se miden las consecuencias éticas y sociales. Además, incomprensiblemente, se deja en manos de los colegios (en el claustro de profesores), unas materias que no se encuentran en los programas oficiales y que, por supuesto, deben ser conocidos por los padres, pero…, ¡aquí, señores TODO VALE! Llama poderosamente la atención que estas manifestaciones de la sublime alcaldesa de Getafe y de los sesudos estudiosos de la sexualidad humana, no hayan recibido la contestación firme y fuerte de todos aquellos estamentos que defienden los derechos individuales, los derechos de la familia y los derechos constitucionales.
Silencio, sorprendente de la Iglesia de Getafe, silencio sorprendente de las Asociaciones de Padres, silencio sorprendente de los Partidos Políticos, silencio sorprendente de un pueblo educado, al parecer, para comer y callar, advertido además que si “habla no encontrará sitio en el municipio”.
Hace unos días, paseando a mi perrita Canela, contemplé, en plena mañana de estudios, en el Parque de Castilla la Mancha de Getafe, una pareja de chavales de no más de 14 o 15 años, en postura perfectamente “definida “ en los folletines para DESPATRIARCAR EL SEXO… postura de amor eterno, satisfactoriamente realizado, como indicaba la experimentada catedrática, alcaldesa de Getafe.
Hasta Canela, la perrita, sorprendida, les pegó unos ladrillos (no creo que fuesen de envidia) Toda sociedad se pudre, cuando las fuerzas naturales, capaces de hacer lo más extraordinario, que es CREAR… se emplean en forzar y romper lo más sublime, precisamente, de esa CREACIÓN: el RESPETO al individuo y a su desarrollo en libertad.
He mal escrito estas reflexiones porque no quisiera seguir paseando por Getafe rodeado de silencios miedosos y tener que ir mirando para otro lado para no ver las PRÁCTICAS PÚBLICAS de DESPATRIARCAR EL AMOR, tan aplaudidas por el Consistorio de este pueblo.
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