Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Cristianismo originario | Hambre

El hambre aumenta en 2015. La ONU fracasa

¿Qué se puede hacer de verdad para terminar con el hambre en el mundo?
Vida Universal
lunes, 25 de mayo de 2015, 23:12 h (CET)
No sólo ante los graves problemas de inmigración que sufren los países del primer mundo, sino ante la dramática situación que viven millones de seres humanos en un mismo planeta, donde por un lado se derrocha y por otro las carencias se apoderan de millones de personas necesitadas, se hace necesario plantearse sin más dilación dos preguntas. La primera: ¿Qué se puede hacer de verdad para terminar con el hambre en el mundo? Y la segunda: ¿Cómo es el apoyo económico a los países en desarrollo?

Habría que decir que el hambre no es el resultado de que la Tierra no produzca alimentos para todos, pues este planeta produce alimentos para el doble de la población actual. El problema radica en factores ajenos a la generosidad del planeta Tierra. Sin embargo existe un aspecto concreto e importante que haría reducir el hambre mundial: el prescindir del desorbitado consumo de carne.

La ONU se propuso llegar al año 2015 habiendo reducido a la mitad el número de pobres y de personas que pasan hambre. Sin embargo dicha cifra no sólo no se ha reducido, sino que ha aumentado en países como Italia, México, España y Argentina. Por lo que ya se puede afirmar que esta meta no se va a lograr, puesto que quienes deberían haber ayudado, es decir los países ricos, han eludido su responsabilidad aportando muy pocos medios para conseguir lo pactado. En lugar de ello se invierten miles de millones en salvar bancos y sistemas económicos globales, también en seguir fomentando el mercado armamentístico. Quizás no se trate en primera instancia de buscar culpables, pues son muchos los que participan de ello. Sin embargo es bien sabido que algunos políticos del primer mundo actúan sin escrúpulos en los mercados de los países subdesarrollados. Cuando se sabe que para terminar con todo el hambre en el mundo durante un año tan sólo se necesitarían aproximadamente 21.000 millones de Euros.

A pesar de esto, se hace necesario recordar que si las personas en los países ricos e industrializados comiesen un 3% menos de carne, se podría alimentar a 1.000 millones de personas. Este dato ha sido dado a conocer por la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación). Por lo que no se trataría únicamente de señalar como culpables a los poderosos de este mundo, sino que cada uno de nosotros podría combatir el hambre en el mundo con su hacer diario. Es posible que exista quien aún desconozca qué relación guarda la carne con el hambre en el mundo, aunque ya millones de personas son conscientes de que se necesitan grandes cantidades de cereal y de agua potable para obtener algunos pocos kilos de carne, igualmente se talarían menos bosques para obtener campos de forraje y soja para el ganado. Dejar de comer carne no sólo beneficiaría el medio ambiente, también beneficiaría nuestra salud notablemente. Un pequeño gesto que podría cambiar el mundo.

Noticias relacionadas

Europa se muere, ya está agonizando, esperando defunción y funeral. Mi intención como columnista, no es alarmar, es reconocer y asumir la verdad. Por ejemplo, hace un siglo Venezuela estaba entre los países más ricos y hoy la realidad es muy diferente. En la actualidad países como Lituania, en 10 años, ya ha alcanzado el nivel de España.

El centro educativo es un microcosmos que refleja, en alguna medida, la sociedad en que vivimos. Al margen de la práctica que en ella se desarrolla, en algunas ocasiones, las actitudes inadecuadas o disruptivas, protagonizadas por los alumnos, que pueden considerarse cosas de niños, dependiendo de la gravedad de las mismas, reproducen actitudes que vemos también fuera de las aulas, fruto, tal vez del desconcierto actual de la sociedad.

El tema de la regulación emocional y el control de las emociones está de actualidad también en el siglo XXI, al igual que en el anterior. Vivimos en la realidad social del espectáculo y la diversión. Algunos pensadores como es el caso de Mariana Alessandri hablan de una sociedad enferma que solo quiere la alegría vital sin sombras y sin ningún dolor, sufrimiento o problemas, algo absolutamente imposible. Solo se quiere el sol, pero no la sombra.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto