Leo en la prensa la “llamativa” situación de la Iglesia en Cataluña. Sin entrar en detalles, ya a disposición de cualquier persona interesada, sí creo oportuna una breve reflexión personal, como católico y como ciudadano español.
Pequeño retrato de una Iglesia decadente y que los creyentes deberían observar y analizar. He dicho creyentes y no Jerarquía por entender que la responsabilidad es de todos, aunque gestionarla puede que deba ser escalonada.
La mal llamada "adaptación" de estos años atrás, nos ha traído un abandono sacerdotal, una juventud sin orientación, una jerarquía de libros enrejados, un conformismo ideológico, una cobardía en la "predicación" clara y justa del evangelio, una estrategia político religiosa, con tintes económicos.
La Iglesia se modernizó en vestimenta y en estructura económica; dejó de lado la espiritualidad “externa” sacerdotal y en un mundo de “redes” no ha sabido “conectar”.
La Jerarquía “negoció” el día a día … Las Iglesias se cerraron por motivos sanitarios, sin buscar posibles soluciones realistas … Quisieron hacer de la oración un sistema similar al “teletrabajo” … Poco a poco, el aislamiento produjo indiferencia … La Iglesia parecía un servicio remunerado … La calle, pasea por delante de las Iglesias cerradas ¿por qué?
La calle, sólo ve colas de Cáritas (éxito exterior) y falta de control personal (se arroja a la basura lo que no gusta), ¿por qué?
La calle, busca la “Comunidad en Jesús” y muchas veces sólo ve “grupúsculos selectivos” (es lo más fácil), ¿por qué?
El mundo religioso, de extraordinario valor espiritual, ha envejecido, con la tranquilidad de poder disfrutar de “residencia de jubilados” y atenciones sanitarias muy especiales. La monotonía, de asimilación fácil, emborrona la mente, olvidando el sentido del “compromiso” … (los abuelos, sin votos, hasta el final, siguen peleando por toda su estirpe, hijos, nietos, nueras, yernos, hermanos …) El hombre busca el “ARCA”, refugio de FE, ESPERANZA, pero los guías no encuentran ni la madera para construirla, ni el agua interior para hacerla caminar.
Comencé por Cataluña y quiero terminar, desde mi pobreza intelectual, material y social, manifestando lo que la “CALLE” comenta:
“Se han vendido … Se han hecho un traje a medida … Han perdió la memoria de Jesús en el Templo … Han exigido la selectividad catalana en religión … No miran más allá de los intereses materiales, que dicen necesarios para el buen progreso … Han aislado a Dios … tendrán que volver a “sonar las trompetas” para que caigan los muros …”
¡OJALÁ podamos entrar en tu ARCA!
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