Siempre es un placer degustar la lectura de la obra literaria y del pensamiento de María Zambrano. En esta aventura y gozo resulta el contenido del genio y la palabra escrita de una autora que a lo largo de su vida, junto a su rica sabiduría, encontramos los valores de quien le fue fiel a la República española. Se mantuvo firmemente en el exilio bajo la promesa de no volver a España hasta no ser abolida la dictadura del general Franco (por muerte natural) de tan triste luto y recuerdo de sus múltiples y sangrientas fechorías.
El compromiso literario de María Zambrano, filósofa y ensayista española, de extensa obra, creadora de extraordinaria belleza entre el compromiso cívico y el pensamiento poético. Ya anciana, recibió los dos máximos galardones literarios concedidos en España: el Premio Príncipe de Asturias en 1981 y el Premio Cervantes en 1988. Pero por encima de estos es de justicia recordar estos escritos de la autora que con toda admiración analiza el poder de la palabra escrita.
Estos quince textos poseídos y expresivos de la pasión comedida del pensamiento de María Zambrano, le acompaña una introducción de Enrique Baena. Muestra los posibles lectores la sencillez de Cervantes y ese estilo crítico que desde su profunda narrativa, siempre terminará por hacernos reír. Describir ese modo y manera los valores desnudos pero llenos de agudezas propias de un genio que vivió toda su vida con modestias y dificultades de la base “cuestionado destino desasosegado armas, sin prestigio social, falto de menciones en las armas, cautivo, cuestionado como intendente y preso, con ninguna fortuna como escritor hasta que llega Don Quijote y aún así, segunda parte apócrifa vino a intentar denigrarlo en su persona obstaculizando su obra”.
Con este fervor merecido al genio de la palabra y la idea de la sociedad, María Zambrano muestra su dolor de España: ”Como nosotros los españoles, por exceso de celo en el culto de nuestros clásicos; pocos pueblos tan desatentos y distraídos en esa especie de deber que es la atención a los gran des creadores”. Muestra del sentir de la autora señalando esta indolencia del pueblo que tanto perjudica a ellos y a nosotros. “Nuestra resistencia a la Historia se extiende hasta ésta, en cierto modo contraria a la grande y sangrienta, a la literaria”.
Crítica desde la razón pura, es implacable muestra, delicada y sentida de la imagen escrita de España y los conceptos intelectuales de la cultura nuestra: “No podríamos dudar los españoles de que la figura de Don Quijote de la Mancha sea nuestro más claro mito, lo más cercano a la imagen sagrada. Lo tiene todo: fortuna literaria, forma plástica, de tan, estilizado casi un signo totémico en la Mancha, en esa tierra, entre todas las que integran la” piel de toro” presenta más el estigma sagrado. Son dolidos sus criterios de una tierra que le duela en el costado como palpitar constante. “Muchos rasgos se han encontrado como decisivos de la diferencia entre la vida humana y la vida animal, pero quizá ninguno tan decisivo como la necesidad que el hombre tiene de una imagen de sí mismo” Y nos preguntamos, si las nuevas generaciones en este mundo viciado de los cambios sobrecargados de mediocridad y corrupción, se acercara a este refugio de la cultura y la memoria.
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