Con la ratificación de la decimotercera enmienda a la Constitución de Estados Unidos en diciembre de 1865 se abolió la esclavitud. ¿Pero realmente se abolió? Una nueva enmienda constitucional, llamada “Enmienda de Abolición”, que fue presentada recientemente en el Congreso tiene como objetivo resolver este sorprendente interrogante de una vez por todas.
La sección 1 de la decimotercera enmienda establece: “Ni la esclavitud ni la servidumbre involuntaria, excepto como castigo por un delito por el cual la parte haya sido debidamente condenada, existirá dentro de Estados Unidos o en cualquier lugar sujeto a su jurisdicción”. La frase “excepto como castigo por un delito” generó que cientos de afroestadounidenses anteriormente esclavizados fueran arrestados y encarcelados. De esa manera se les arrebató su nueva libertad, conseguida con gran esfuerzo, y se los condenó nuevamente a la esclavitud en forma de trabajo penitenciario. Esta práctica continúa actualmente en todo Estados Unidos con la moderna y multimillonaria industria del trabajo penitenciario, que funciona tanto dentro del sistema penitenciario federal como en los centros de detención locales y en el sistema de cárceles privadas.
El senador Jeff Merkley y la congresista Nikema Williams tienen la intención de poner fin a esto. La enmienda constitucional propuesta por los dos legisladores demócratas establece que “ni la esclavitud ni la servidumbre involuntaria pueden imponerse como castigo por un delito”. La congresista Williams cree que es posible que la enmienda se apruebe. En conversación con Democracy Now!, Williams, quien reemplazó al fallecido John Lewis en el Congreso, expresó: “Creo que la enmienda tiene posibilidades de ser aprobada con el apoyo de ambos partidos. Hemos visto que algunos republicanos están dispuestos a afrontar la historia de nuestra nación […] para poner fin, de una vez por todas, a esa excepción que nuestra Constitución establece respecto a la esclavitud”.
Es posible que Williams tenga razón. Este martes, 67 miembros republicanos de la Cámara de Representantes se unieron a 218 demócratas para aprobar el proyecto de ley HR 3005. Si es aprobada por el Senado, esta ley ordenaría reemplazar un busto del juez Roger Brooke Taney —expresidente de la Corte Suprema de Estados Unidos y acérrimo defensor de la esclavitud— por un busto del primer magistrado afroestadounidense en ese alto tribunal, el juez Thurgood Marshall.
Taney fue el autor del tristemente célebre fallo que se dictó en 1857 en el caso Dred Scott contra Sandford. Ese dictamen privó a todos los habitantes afroestadounidenses del derecho a la ciudadanía; expandió la esclavitud a todos los territorios que en ese entonces pertenecían a Estados Unidos; y significó un impulso fundamental del proceso que llevó al país a la guerra civil.
El proyecto de ley HR 3005 también dispone que se retiren del Congreso de Estados Unidos todas las estatuas de personas que hayan servido voluntariamente a la Confederación, así como las estatuas de tres notorios partidarios de la supremacía blanca. Una de ellas es la de Charles Brantley Aycock, el exgobernador del estado de Carolina del Norte que en 1898 fue uno de los principales organizadores de la masacre de Wilmington y del derrocamiento violento del gobierno de la ciudad, que era liderado por una coalición birracial.
Otro de los monumentos que se retirarían es el de James Paul Clarke, un poderoso político del estado de Arkansas de los años posteriores a la Guerra Civil que era un famoso supremacista blanco. Dado que Arkansas ya aprobó el reemplazo de la estatua de Clarke y la de otra figura racista del siglo XIX por estatuas del músico Johnny Cash y de la activista de los derechos civiles Daisy Bates, este proyecto de ley solo haría efectivos y aceleraría esos reemplazos.
Finalmente, la iniciativa de ley también dispone la remoción de la estatua del famoso político racista de Carolina del Sur, John C. Calhoun, quien se desempeñó como vicepresidente, senador y congresista de Estados Unidos, así como secretario de Estado y de Guerra. Calhoun murió en 1850. Se considera que Calhoun fue una de las figuras intelectuales clave que impulsó a los estados del sur a la secesión y la guerra civil, así como también se cree que fue el creador de la regla del obstruccionismo legislativo, con el fin de defender la esclavitud.
Si bien la representante Nikema Williams deposita sus esperanzas en los 67 republicanos que votaron para retirar del Capitolio estos vestigios de la esclavitud, cabe señalar también que 120 republicanos votaron para mantenerlos donde están.
Merkley y Williams presentaron su enmienda el mismo día en que el presidente Biden promulgó otro proyecto de ley bipartidista, el que establece el 19 de junio como feriado nacional. La celebración anual conocida como “Juneteenth”, o Día de la Liberación, conmemora el 19 de junio de 1865, día en que un oficial del Ejército de la Unión anunció a las personas esclavizadas que residían en la ciudad de Galveston, en el estado de Texas, que eran libres. Este anuncio sucedió dos años después de que el presidente Abraham Lincoln firmara la Proclamación de Emancipación, tras la finalización de la Guerra Civil. Al conocer la noticia de que eran al fin libres, las personas esclavizadas de Galveston comenzaron a celebrar, y la tradición de celebrar ese acontecimiento ha perdurado incólume durante 156 años.
Dos semanas después de Juneteenth, los estadounidenses celebran el Día de la Independencia, que conmemora el día en que las 13 colonias originales rompieron formalmente con la monarquía británica. De las 56 personas firmantes de la Declaración de Independencia, al menos 41 de ellas poseían esclavos.
Frederick Douglass, un reconocido líder del movimiento abolicionista que nació en la esclavitud, se hizo las siguientes preguntas durante un célebre discurso que pronunció en 1852: ¿Qué tengo que ver yo, o quienes represento, con su independencia nacional? […] La rica herencia de justicia, libertad, prosperidad e independencia que sus Padres Funddores les legaron, es compartida por ustedes, no por mí. La luz del sol, que a ustedes dio vida y sanación, a mí me ha traído azotes y muerte. Este Cuatro de Julio es suyo, no mío”.
Para muchas de las más de dos millones de personas actualmente encarceladas en Estados Unidos, el trabajo forzoso es un hecho ineludible de sus vidas, desde aquellas personas que trabajan en las cocinas de las prisiones o en el campo hasta los prisioneros del estado de California que arriesgan sus vidas combatiendo los incendios forestales.
Aprobar la “Enmienda de Abolición” es un paso necesario para que Estados Unidos asuma y enfrente de manera frontal y honesta el perdurable legado de esclavitud sobre el que el país fue construido.
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